«Siempre
les pegué a todas y nunca pasó nada»
El
´último 7 de noviembre se cumplieron cuarenta y cuatro años de su coronación
como campeón mundial de pesos medianos.
Lleno de dinero y poblado
de vacío, el 26 de febrero del '87, en una de las varias entrevistas (de
coyuntura) que le hice, me dijo:
«Sin mí, Alicia Muñiz estaría desprotegida. Yo la protejo»
Entonces estaban separados, pero volvieron al amor; lástima...
«Sin mí, Alicia Muñiz estaría desprotegida. Yo la protejo»
Entonces estaban separados, pero volvieron al amor; lástima...
Carlos Monzón asesinó a
Alicia Muñiz, su esposa el 12 de febrero de 1988.
«Les pegué a todas y nunca pasó nada», dijo, después.
«Les pegué a todas y nunca pasó nada», dijo, después.
- ¿Quién es usted?
- Carlos Monzón, el campeón.
- De aquello sólo queda el recuerdo, ¿qué hace ahora?
- Nada.
- ¿Qué es "nada"?
- (Se ríe) Me
levanto a las diez u once, voy a "La Cuyanita" -el boliche de un
amigo, en Martínez- después vengo al Luna y antes de dormir paso de nuevo por
el bar.
- Tiene una vida distinta a la que usted cree haber
tenido en su anterior reencarnación, cuando dice haber sido un gladiador
romano…
- Sí, en mi vida anterior tuve que bancármela y pelearla
-desde los doce años- para salir adelante y ayudar a los que quiero; y ahora
también: banco a todos, con mi plata.
- ¿En “La Cuyanita” juega al tute?
- Sí, y al billar, y al truco. Cuando me voy paso a veces
por la Recoleta para tomar un whisky y después, a mi casa: si todavía hay
televisión miro un poco, o duermo.
- Trabajó en cine y en el teleteatro "Pelear por la
vida". ¿En qué quedaron los otros
proyectos similares?
- En nada, porque ahora ofrecen dos mangos y yo soy muy caro. Me llamaron varias veces, pero yo no pienso trabajar ocho horas si no me conviene lo que me pagan. Quiero dólares, muchos dólares.
- En nada, porque ahora ofrecen dos mangos y yo soy muy caro. Me llamaron varias veces, pero yo no pienso trabajar ocho horas si no me conviene lo que me pagan. Quiero dólares, muchos dólares.
- Alguna vez estudió con el actor Carlos Muñoz, ¿no
piensa seguir?
- No, no tengo ganas.
- Es una buena razón, pero está por hacer una película
con Moria Casán.
- Es probable. Me llamó el director Daniel Tinayre y tiene que mandarme el libro:
si me gusta voy a aceptar, pero será para abril, porque por ahora quiero seguir
así.
- ¿Sin hacer nada y vaciado de alma?
- Sí, lo único
que quiero hacer es acompañar a Darío Matteoni -uno de mis dos pupilos y
campeón argentino, igual que el otro- para su pelea en París. Iré en marzo,
volveré a Buenos Aires por quince días y después viajaré a Italia para hacer
una publicidad de la RAI:
- ¿Para seguir viviendo el mundo del show?
- Para que me den mucha plata y ropa de la mejor; por eso
acepté. Quiero más plata, mucha más.
- ¿No le gustaría tener un proyecto de vida, algo que
justifique su paso por el mundo?
- No, porque tengo todo.
- ¿Qué es “todo”?
- Fama, plata, buena casa y buen auto. ¿Qué más quiero?
- Le falta una creencia, algo que dé sentido a su vida...
- No, yo tengo
fe en Monzón. Y en Dios: todas las noches beso el crucifijo y al día siguiente
le pido que me dé vida, para seguir manteniendo a mis hijos y a mi madre.
- ¿Siente amor?
- No, ninguno, salvo por mis hijos y por mis nietos.
-
¿No le gustaría despertar con una mujer, con la misma dicha del amor en la
noche?
- No. Cuando
llego a mi casa tomo una pastilla, abrazo la almohada y me duermo, y si quiero
otra cosa, busco una chica y la llevo a mi casa; y al otro día ella se levanta
y se va. Eso es lo que quiero, ¿para qué más?
Carlos Monzón, padre de Maxi,
En carne viva
-¿Quiere que su hijo sea boxeador?
- Que Dios no lo permita: que sea cualquier cosa, menos
boxeador.
- ¿Por qué?
- Porque es un
deporte duro y difícil. Tiene muchas
prohibiciones y sacrificios y de los mil que lo intentan, llega nada más que
uno.
Con Alicia Muñiz, su víctima |
- Como usted. Fama y halagos, jet set y desierto en el
alma...
- Sí, pero yo
empecé en esto porque mi familia no podía mantenerme.
- ¿Usted tenía
sueños?
- Sí, quería tener plata. Y empecé con esto,
porque mi familia no podía mantenerme.
Pero ahora tengo plata.
- ¿Qué mundo le gustaría para su niño?
- Uno parecido al de mi infancia, pero sin las
privaciones que yo pasé.
- ¿La pelota de trapo y el campito de la esquina?
- Sí, un mundo lindo y simple, no como el de ahora con
tanto bombardeo de la televisión. No quiero para él tantos juegos electrónicos,
ni tan poca inocencia. Porque a mí me
gusta la democracia, pero Argentina está muy mal y los chicos tienen demasiados peligros.
- Eso no es responsabilidad de la democracia, sino de un “modelo”
que empieza a insinuarse en el Mundo…
-No sé cómo se llama. Pero en Argentina h no hay
trabajo; cierran fábricas y la gente no
tiene ni para comer. Y hay droga, mucha
droga. Tengo miedo del futuro y por eso me esfuerzo en la educación de Maxi.
- ¿Le gustaría que fuera profesional?
- (Se le ilumina la
mirada) Sí, médico, y que me
atendiera a mí, con una chaquetilla blanca. Quiero que sea importante.
- ¿Entonces?
- Maxi será doctor
Alicia Muñiz, “la mejor de todas”
- ¿Qué pasó entre Alicia y usted?
- Nada, estoy solo, Me separé.
- Respóndame, por favor, ¿qué pasó?
- O la cansé yo, o me cansó ella. La relación se fue
desgastando y no daba para más. Si hubiéramos seguido juntos, nos hubiéramos
destruido. ¡Se acabó!
- ¿De quién fue la decisión?
- De los dos. Ella lloraba mucho y decía que no sabía por
qué, hasta que un día los dos dijimos “basta”.
- ¿Y Maximiliano, el hijito de los dos? Alicia mira por
sus ojos…
- Está hermoso, lo veo todos los días y no se ha dado
cuenta de nada. Lo tengo conmigo hasta que se cansa y me dice que quiere ir con
su mamá...
- Cuando la relación estaba mal Alicia fue a un psicólogo
y él lo llamó por teléfono, pero usted respondió casi burlonamente...
- Sí, no creo en los psicólogos; mi psicólogo soy yo;
- Alicia quiso que usted fuera, para tratar de salvar la
relación…
- Puede ser, pero el único psicólogo que tengo soy yo; si
estoy mal me quedo en casa y -me dé o no manija- sé lo que tengo que hacer y al
final se me pasa. Solo, quiero estar solo.
- Cuando está
solo, "Carlos se desbanda y se siente mal y desamparado", me dijo
Alicia…
- No es cierto. La desamparada sería Alicia, si no
tuviera un marido como yo: tengo mucha plata y le pago todo; y mientras yo esté
vivo a Alicia no le faltará nada.
-¿Qué quedó de aquello, cuando una vez la reconquistó con
un ramo de jazmines?
- No quedó nada. Ya no la
extraño ni quiero volver con ella.
- Compartieron años, ¿ni un poco de afecto?
- Afecto sí -y ella a mí-, pero nada más. Pero de ese
tema no quiero hablar, ya le dije, no insista.
- Vamos… sea sincero, ¿siente un poco su ausencia?
- ¡Uf, cómo insiste! Sí, es que Alicia me dio a Maxi, lo
adoro y me es difícil acostumbrarme porque yo siempre tuve una mina al lado.
- Alicia no es “una mina”, es su mujer…
- Alicia no es “una mina”, es su mujer…
- Y bueno, sí, y quedé como amigo, como con todas las
parejas que tuve; fui muy feliz los cinco años que estuvimos juntos y aprendí
muchas cosas a su lado y ya está.
-¿Cómo es Alicia?
- Diez puntos.
-¿Y eso qué quiere decir?
-Que es una muy buena señora. Es buena, Alicia es
muy buena. Alicia es toda buena. Siempre me ayudó: colaboraba conmigo para que
estudiara los libretos, quería mucho a mis hijos y nunca quiso publicidad...
- ¿Fue la mejor mujer que tuvo?
- Fue la mina que me aceptó sin ningún interés, la que me
bancó...
- Alicia, la mejor, Alicia, un tesoro, pero no están
juntos, ¿la falla está en usted?
- No sé, con
Alicia traté de ser mejor que nunca, cambié, fui otro y sin embargo no sirvió.
-¿No más mujeres?
- No. Nunca
tendría que haberme casado. Cuatro veces me casé y cuatro veces me equivoqué:
nací para estar solo. Pero aun así, protegeré siempre, toda la vida, a Alicia
Muñiz
Cristina Castello Publicado en Revista GENTE, 26 de febrero de 1987
¿Condena moral o piedad para él? Cada uno tiene la respuesta.
Una de las mías, sólo una, es que los países que pagan fortunas a sus
deportistas y a superfluos del mundo del supuesto espectáculo;
los mismos que no piensan en científicos, artistas, pensadores, ancianos y
niños, son grandes responsables; responsables del horror que viven los
“campeones” vacíos de alma, como Monzón y tantos. Y de la omisión para quienes
iluminan la vida del Mundo, con lucidez, sacrificio y Arte.
Alicia Muñiz era el amor mismo.
Decididamente, yo no digo “¡Dale Campeón!”
C.C,
Horacio García Blanco -uno de los periodistas deportivos que más supo de boxeo, junto a Ulises Barrera y Osvaldo Caffarelli- dijo que se había encontrado con Monzón por la calle, tiempo después de su retiro. Le preguntó "cómo le iba" y la respuesta del ex púgil, lo dejó perplejo: "no sé qué hacer con mi vida": nunca pudo digerir haber salido del centro de escena: se habían terminado los triunfos, las notas periodísticas, los estadios llenos, las ovaciones y multitudes coreando su nombre y el infaltable "dale campeón...".
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