- ¿Qué es el límite?
- Es la
línea por la que camino.
- ¿Dónde está?
- No sé.
Saberlo forma parte de esa cosa mágica que tenemos los seres humanos. Tiene que
ver con la libertad.
- ¿Usted es libre?
- Sí,
siempre me sentí libre por dentro. La libertad es algo propio: como el coraje,
como la ética o como la dignidad.
- ¿Por qué sus personajes son feos y secos
espiritualmente?
- ¡Son
bichos!
- ¿Qué es la belleza?
- Los
griegos la identificaron con la armonía física. No estoy de acuerdo; casi todos los lindos son tontos.
- ¿Por qué dijo que no puede ser elegante?
- Porque si
a la elegancia la digita Ante Garmaz,
nunca seré ser elegante. Además, no me saco de la realidad. Veo la percha.
- ¿La realidad es objetiva o subjetiva?
- Qué sé
yo... es subjetiva. Tanto nos dicen eso de "Primer Mundo" que hay un
costadito nuestro que se lo cree. Qué ridículo, ¿acaso tenemos Quinta Avenida?
- ¿Cuál es el poder del humor?
- Mucho.
Todo lo que contrae impide que alguien lo penetre. El humor afloja y entonces
la gente se entrega.
- Usted dijo al Presidente (Carlos Menem) que empezó como
Facundo Quiroga y siguió como Tito Luisardo. ¿Y ahora?
- Y... en
eso el Presidente se supera a sí mismo.
- ¿Le molesta que fume?
- No, le
molestará a usted.
- ¿Por qué no tuvo hijos?
- Porque no
tuve.
- Porque la vida...
- Porque la
vida. Pero el papel de padre también es formar a mucha gente. Yo lo hago.
- ¿Con el aviso de Telefónica hace usted propaganda de la
idea de privatización, o de un servicio?
- La hice
cuando ellos ya estaban funcionando acá. Promociono un servicio de una empresa.
- ¿Probó con el 110 o con el 116? ¡No funcionan!
- No probé,
pero estamos pegando con la pelota en el poste. Porque si nosotros privatizamos
mal y ellos pueden hacer lo que quieren, hacen lo que quieren.
- No hace una mirada política, pero sí ideológica.
-
Ideológica, sí, ideológica. No entiendo a los políticos pero me divierten. Con
el menemismo, todos se pusieron los dientes y se tiñeron el pelo.
- ¿Por qué no hay poesía, ni vuelo lírico en sus trabajos?
- Porque no me sale. Pero hay cosas de profundidad, para que la gente se despierte.
- ¿La sola lucidez puede hacer perder frescura?
- Y... la capacidad
de razonar es irreversible. Entonces hay ciertas ingenuidades de la ignorancia
que no se recuperan.
- Pero el conocimiento es luz.
- Sí, y cuando
las luces se encienden, es imposible volver a la oscuridad
- ¿Qué es el Mercado?
- Un lugar
donde se compra y se vende.
- ¿Y la cultura de mercado?
- Está en
los grandes países. Pero acá es distinto. Cuando uno pasa la espumadera,
siempre queda lo peor. Ahora los argentinos queremos ser de derecha y
tomamos lo peor de la derecha. Es algo
misterioso.
- ¿El misterio es lo único cierto?
- Por lo
menos es bastante reconocible, porque es raro.
- ¿Tiene miedo a la vejez?
- No... los viejos no tienen sólo horror. Hay que
hacer un esfuerzo, recuperar la idea de la sabiduría y aprender que la vida
tiene períodos. Puede ser una buena etapa: ya no hay urgencias, ni por qué
volverse loco por pelotudeces.
- ¿A usted, la vida lo aplaca o lo exalta?
- Me exalta.
Cuando estoy deprimido salgo a la calle y siento que la gente me quiere.
Entonces me recupero.
- Pero se aburre... siempre lo dice.
- Sí, porque
me gustaría ir más seguido al Metropolitan
de Nueva York. Y no puedo.
- ¿La vida es un espectáculo?
- El mundo
ofrece un espectáculo ya escrito. Y la humanidad es una gran escalera, de la
cual cada uno es un escaloncito.
- ¿Cómo es la otra vida?
- No sé,
pero yo apuesto a que hay algo dentro de mí que no se pudrirá en una tumba.
- ¿Y qué hace para que así sea?
- Rezo.
Cristina Castello, en «Clarín Revista», dominical de «Clarín», donde
trabajábamos, al tiempo que hacíamos los números cero de lo que sería «Viva»- 28 de noviembre de 1993