viernes, 27 de marzo de 2015

Antonio Gasalla: «Cuando se encienden las luces, es imposible volver a la oscuridad», por Cristina Castello

- ¿Qué es el límite?
- Es la línea por la que camino.
- ¿Dónde está?
- No sé. Saberlo forma parte de esa cosa mágica que tenemos los seres humanos. Tiene que ver con la libertad.
- ¿Usted es libre?
- Sí, siempre me sentí libre por dentro. La libertad es algo propio: como el coraje, como la ética o como la dignidad.
- ¿Por qué sus personajes son feos y secos espiritualmente?
- ¡Son bichos!
- ¿Qué es la belleza?
- Los griegos la identificaron con la armonía física. No estoy de acuerdo;  casi todos los lindos son tontos.
- ¿Por qué dijo que no puede ser elegante?
- Porque si a la elegancia la digita Ante Garmaz, nunca seré ser elegante. Además, no me saco de la realidad. Veo la percha.
- ¿La realidad es objetiva o subjetiva?
- Qué sé yo... es subjetiva. Tanto nos dicen eso de "Primer Mundo" que hay un costadito nuestro que se lo cree. Qué ridículo, ¿acaso tenemos Quinta Avenida?
- ¿Cuál es el poder del humor?
- Mucho. Todo lo que contrae impide que alguien lo penetre. El humor afloja y entonces la gente se entrega.
- Usted dijo al Presidente (Carlos Menem) que empezó como Facundo Quiroga y siguió como Tito Luisardo. ¿Y ahora?
- Y... en eso el Presidente se supera a sí mismo.
- ¿Le molesta que fume?
- No, le molestará a usted.
- ¿Por qué no tuvo hijos?
- Porque no tuve.
- Porque la vida...
- Porque la vida. Pero el papel de padre también es formar a mucha gente. Yo lo hago.
- ¿Con el aviso de Telefónica hace usted propaganda de la idea de privatización, o de un servicio?
- La hice cuando ellos ya estaban funcionando acá. Promociono un servicio de una empresa.
- ¿Probó con el 110 o con el 116? ¡No funcionan!
- No probé, pero estamos pegando con la pelota en el poste. Porque si nosotros privatizamos mal y ellos pueden hacer lo que quieren, hacen lo que quieren.
- No hace una mirada política, pero sí ideológica.
- Ideológica, sí, ideológica. No entiendo a los políticos pero me divierten. Con el menemismo, todos se pusieron los dientes y se tiñeron el pelo.
               - ¿Por qué no hay poesía, ni vuelo lírico en sus trabajos?
         - Porque no me sale. Pero hay cosas de            profundidad, para que la gente se despierte.

- ¿La sola lucidez puede hacer perder frescura?
- Y... la capacidad de razonar es irreversible. Entonces hay ciertas ingenuidades de la ignorancia que no se recuperan.
- Pero el conocimiento es luz.
- Sí, y cuando las luces se encienden, es imposible volver a la oscuridad
- ¿Qué es el Mercado?
- Un lugar donde se compra y se vende.
- ¿Y la cultura de mercado?
- Está en los grandes países. Pero acá es distinto. Cuando uno pasa la espumadera, siempre queda lo peor. Ahora los argentinos queremos ser de derecha y tomamos  lo peor de la derecha. Es algo misterioso.
- ¿El misterio es lo único cierto?
- Por lo menos es bastante reconocible, porque es raro.
- ¿Tiene miedo a la vejez?
- No...  los viejos no tienen sólo horror. Hay que hacer un esfuerzo, recuperar la idea de la sabiduría y aprender que la vida tiene períodos. Puede ser una buena etapa: ya no hay urgencias, ni por qué volverse loco por pelotudeces.
- ¿A usted, la vida lo aplaca o lo exalta?
- Me exalta. Cuando estoy deprimido salgo a la calle y siento que la gente me quiere. Entonces me recupero.
- Pero se aburre... siempre lo dice.

- Sí, porque me gustaría ir más seguido al Metropolitan de Nueva York. Y no puedo.
- ¿La vida es un espectáculo?
- El mundo ofrece un espectáculo ya escrito. Y la humanidad es una gran escalera, de la cual cada uno es un escaloncito.
- ¿Cómo es la otra vida?
- No sé, pero yo apuesto a que hay algo dentro de mí que no se pudrirá en una tumba.
- ¿Y qué hace para que así sea?
- Rezo.

 Cristina Castello, en «Clarín Revista», dominical de «Clarín», donde trabajábamos, al tiempo que hacíamos los números cero de lo que sería «Viva»- 28 de noviembre de 1993

El billete con la imagen de madres de Bonafini, es una confesión- Cristina Castello


El billete con la imagen de las madres de Hebe Bonafini, de las que prostituyeron los derechos humanos; ese billete que presentó hoy la presidente, es, además de una provocación, un acto dictatorial y un intento de perpetuación. Y es, sobre todo, una confesión. 
La confesión de que "eso" es lo que CFK admira: la prostitución de los derechos humanos, la delincuencia, la intolerancia , la mentira, la obsecuencia y la mayor grosería que pueda suponerse en una persona.
La Historia argentina es rica en científicos, artistas, escritores, poetas, y más,  pero -para haberlos elegido, hubiera sido necesario que la "señora" tuviera un ser interior que la sustente.
Nada.  No hay nada en ella, exiliada -como está- en la noche eterna, con su semblante de tumba estrangulada (R. Queneau).

Por ahora va la imagen de la persona que traduce
para sordomudos, porque es captura de pantalla
En el dorso del billete, están “los códigos genéticos que permiten las identificaciones" de los desaparecidos durante la última dictadura, dijo la “dama”.
Omitió decir que esto se hizo y hace, a través del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), creado en 1984 por el Dr. Raúl Alfonsín, para esos fines.

No le deseo lo malo.
Le deseo la prisión de por vida, en una celda como la que  tienen sus pares: los violadores y los asesinos; no más.
Será Justicia

Cristina Castello, dicho desde mi coherencia de haber defendido la Vida en aquellos años y en estos. Siempre