Desafío al Infinito
Alza
la vela el coraje/ Icémosla sin vacilar/
Mañana sabremos por qué/ cuando alcancemos la victoria"
Mañana sabremos por qué/ cuando alcancemos la victoria"
Paul Éluard
En «El alma de las mareas» («L’âme des marées»),
Françoise Ruban se funda en Poesía y -desde allí-, reta al
Infinito a devastar el horror.
La voz de la autora es un furor dulce y potente, que nos arroja el guante y nos desafía al Amor.
La voz de la autora es un furor dulce y potente, que nos arroja el guante y nos desafía al Amor.
¿Son 36 poemas o es –del principio al fin- un
gran poema?
Son 36 y es uno: una invocación a la Eternidad.
Son 36 y es uno: una invocación a la Eternidad.
Pueden, entre las estrofas, danzar las
magnolias o un piano; Chopin, Lorca, Neruda o Desnos; las pesadillas, la
rebeldía o la pertinacia del alba; el espanto ante el horror del mundo, o el
silencio tejido como una palabra. Y siempre el océano.
Todo puede danzar y todo danza, armónico, en
las mareas; pero es Fabrice la omnipresencia en todas.
Fabrice, cuyo nido primero fue el vientre de nuestra poeta; Fabrice, desde 2009 en la
Fabrice, cuyo nido primero fue el vientre de nuestra poeta; Fabrice, desde 2009 en la
«Estrella, la más luminosa de todas»:
«De los padres heredamos cualidades y
defectos
Ciertos valores, a veces
...Mi corazón me dice
Que
yo heredo de vos
Mi
hijo
Desde que un invierno helado te llevó lejos
Desde que un invierno helado te llevó lejos
allá… arriba…»
La belleza de los versos de FR no se rinde a ninguna facilidad, no hace concesiones, ni se vence ante
la muerte; aunque Tánatos aceche, agobie, hostigue:
«— Veo manchas de sangre
Mi pensamiento melancólico se vuelve
pesadilla
Asesinaron en Gaza
Asesinaron en Grecia
Incansablemente se celebra la película de
tantas muertes»
Más que nostalgia por el hijo clausurado para
este mundo, el verbo de Françoise tiene huellas; también y aún: como las de las
caricias a aquellos rulos que ya no están. Y tiene el surco del dolor, perpetuo.
Aún en «la Noche de las tinieblas/la Noche helada», vive el corazón del Amor.
Aún en «la Noche de las tinieblas/la Noche helada», vive el corazón del Amor.
«El alma de las mareas», alberga la totalidad del universo rubadiano: Pero se ama todo lo Bello o
no se ama nada; y este «todo» incluye el silencio:
«En mi cuarto estuche de mi
locura
Bailan de puntillas las notas
amigas
Nocturno de Chopin Adagio de
Mozart
Luego
El silencio
La Soledad»
Silencio. Como el de Rimbaud, cuando a sus
dieciocho terminó Una temporada en el infierno; como el de Hölderlin, entre poema y poema.
Silencio, como el de un adagio en el desierto. Silencio, también, síntesis de
contrarios –de Eros y Tánatos- y que es, además, un instante de Eternidad, porque siempre «mueren
y se encienden las estrellas». Como la Vida, llena de Gracia.
Cristina
Castello
(traducción de mi original en francés y de los
extractos de poemas: Denise Peyroche)
Blog de Françoise Ruban, clic sobre el nombre
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« L’âme des marées »
Françoise Ruban
Éditions « Épingle à nourrice »
ISBN: 979-2. 919521-26-5
15 €
15 €
Septiembre 2014