Obra de Hans Hartung |
Vi hace muchos años, cuando mi abuela materna, amadísima, moría.
Mi hermana mayor, entonces estudiante de Medicina, le hacía respiración
boca a boca.
Vi a mi abuela materna, en el espanto de los estertores con los que la
muerte se la llevaba. Fue horrible.
Hoy en nuestro país, y hasta que termine lo más duro -y necesario- siento que los de patotas,
mafias, crímenes, populismo, korrupción... barbarie, son sus estertores.
Estar en el corazón mismo de los estertores, no es fácil.
Los que sufrí por ver así a mi abuela, tenían una razón: la llevaban al
Infinito.
En este caso, todos padecemos los estertores y son necesarios para que
muera: el mal, dicho esto a riesgo de parecer maniquea.
Para renacer como Democracia y como República.
Como un país loco de vida, donde -por fin, un día- se rescate el valor
social de la felicidad.
¡Podremos! Seguro que sí.
Para ser, por fin NOSOTROS, como Nación.
Lucidez, conciencia despierta y paciencia activa... y dar a cada cosa su
tiempo: no se sale impunemente de años de degradación.
¡Vamos! Pero no solo juntos, sino unidos. Todos. Nosotros, la palabra más bella que
se haya inventado,
Cristina Castello, 08/03/2017
Solo palabras al pasar, en mi FB
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