Obra: Odilon Redon |
«Hay
palabras que hacen vivir, y son palabras inocentes. La palabra
calor. La palabra confianza. Amor, justicia y la palabra libertad. La
palabra niño y la palabra gentileza» (Paul Éluard)
Queridos amigos,
Me excede la posibilidad de responder a todos y a cada uno de quienes me saludaron, como sería mi deseo. Valoro cada una de las palabras que recibí; todas me conmovieron y, algunas, tuvieron la virtud de llegar a lo más hondo de mi ser.
Me excede la posibilidad de responder a todos y a cada uno de quienes me saludaron, como sería mi deseo. Valoro cada una de las palabras que recibí; todas me conmovieron y, algunas, tuvieron la virtud de llegar a lo más hondo de mi ser.
En mi vida, el periodismo y la poesía fueron, y son, la misma
cosa; una nutre a la otra. La poesía nutre al periodismo mío, con todo lo que
tiene de revelador, con los mundos que, sin ella, están ocultos; y el periodismo ha nutrido y nutre mi poesía, porque me permite ver esos
rostros que son mapas de geografías interiores.
Valoro la capacidad para verme de todos ustedes, pues en este momento, no estoy en el "candelero", en el periodismo de Buenos Aires; lo estuve, mucho, pero nunca me creí lo que decían: que era una star.
En todo caso, el periodismo es -como tanto enseñé a mis alumnos- persistencia y dedicación; y es la necesidad de ayudar a construir la vida.
Creo que este trabajo es una suerte de misión, tenga uno esto consciente o no; y -si no fuera por lo que son los medios y muchos "colegas"- hoy podría ayudar a cambiar el mundo.
¿Qué somos? Somos lo que hacemos y cómo lo hacemos; somos lo que vivimos, sentimos, decimos, miramos, amamos, pensamos, luchamos, escribimos. Somos lo que damos. Somos la intensidad del compromiso con la vida; somos lo que soñamos. Somos la huella que dejamos en "nuestros" demás.
Ausente de las hogueras de las vanidades, sólo sé que no tengo reproches para hacerme; y durante largas etapas no lo he pasado bien.
Lo que cuento de Menem, no fue lo único; por un lado, ocurrió porque él había privatizado todos los canales, y uno le "tocó" a editorial Atlántida. donde yo trabajaba entonces; por eso, como "dueño", pidió mi cabeza. Pero me había pasado antes; tuve que darme por despedida en Clarín y hacerle un juicio, que gané, por cierto; pero en esto no tuvo que ver Magnetto, sino una de las personas que, después, organizó el "juicio" y las escupidas a Magdalena y a otros periodistas; y me pasó después; también con los K, gobierno de N. K. Y hubo más.
Además, existen mucho los celos profesionales, de los cuales carezco; los he sufrido, pero en el momento no me daba cuenta.
Me extendí demasiado. No se es periodista un tiempo; se es periodista para siempre, aunque ahora trabaje sólo para dos revistas de Francia
Creo que volveré al periodismo de Baires el año que viene; pero no tengo ninguna base real para decirlo. Sólo sé -lo siento- que hago falta, como hacemos falta muchos.
Y las palabras de ustedes me lo confirman: denuncian sed de verdad y de dignidad.
Gracias por la Gracia.
Los abrazo, con lo mejor de mi persona.
Cristina Castello
Obra: Odilon Redon
*Perdón si hay errores... escribí al vuelo, en FB
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