Proyecto de declaración
Decisión estratégica
Federico Storani
Febrero 2017
La Convención Nacional de la Unión Cívica Radical
celebrada en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú en marzo de 2015, tomó
decisiones que se constituyeron en un hito trascendente, estratégico y positivo
para la historia política argentina.
Esa decisión estratégica del Radicalismo tuvo dos
consecuencias inmediatas. Logró equilibrar el sistema político argentino que se
encontraba absolutamente desbalanceado y consumó la alternancia en el ejercicio
del poder.
La fundación de la agrupación política “Cambiemos”,
creada conjuntamente con los Partidos PRO y la Coalición Cívica, dotó al pueblo
argentino de un formidable instrumento electoral que alcanzó el triunfo en las
elecciones presidenciales del 2015 e impidió la continuidad de una administración
del Estado a todas luces populista, degradante y decadente.
El populismo K
El populismo se identifica por su A.D.N.: ejercicio
autoritario del poder; marcada tendencia hacia la hegemonía política y
degradación de las Instituciones Republicanas. Esa identidad populista,
omnipresente durante toda la era K, inexorablemente condujo a una corrupción
sistémica, sistemática y generalizada.
De nada sirvió pretender disfrazar su esencia cubriéndola
con el manto de un “relato épico”, que se desvaneció apenas se observó la
connivencia obscena con personajes nefastos como Milani o Shocklender en
cuestiones tan sensibles y caras para la reconstrucción moral y democrática en
nuestro país, como fue y es la lucha por la vigencia de los Derechos Humanos. La
invocación permanente al pretendido “modelo nacional y popular” a través de la
formación de una nueva burguesía nacional, fue solo el funcionamiento de un
“capitalismo de amigos” expresado, entre otros, por emprendedores como
Cirigliano, Lázaro Báez o Cristóbal López. El relato ardió definitivamente en
la hoguera de la corrupción e impregnó de hedor a la sociedad argentina cuando
se trae a la memoria los casos de: Skanska, Antonini Wilson, Felisa Miceli,
Ricardo Jaime, Julio De Vido, los Cirigliano, Amado Boudou, La Rosadita, José
López y el propio matrimonio presidencial de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández de Kirchner.
Así, el populismo que encarnó el Kirchnerismo estuvo
muy lejos de constituir la “Década ganada” como proclamaba con soberbia. Por el
contrario, fue la “Década dilapidada” por los recursos sin precedentes que
tuvieron a su disposición y las oportunidades perdidas que hubieran permitido
echar bases sólidas para el crecimiento y el desarrollo sostenido.
Haber impedido la continuidad en el gobierno de esta
variante populista, por sí solo ya justifica la existencia de “Cambiemos”.
Nadie que reflexione honestamente y obre con buena fe
puede afirmar lo contrario, menos aún desde el campo auténticamente
democrático.
¿Alguien puede imaginar cuál hubiera sido el destino
de la Argentina de no haber ganado las elecciones “Cambiemos”?
Cambiemos
“Cambiemos” constituyó un formidable instrumento
electoral que permitió alcanzar el triunfo en las últimas elecciones
presidenciales. Además, contribuyó a que tres provincias como Mendoza, Jujuy y
Corrientes hoy estén dignamente gobernadas por dirigentes de la UCR.
Igualmente, centenares de Intendencias Municipales llevan la impronta del
Radicalismo a lo largo de todo el país.
El aumento de la representación parlamentaria nacional
y su consecuente y coherente desempeño, como así también en numerosas
provincias y Concejos Deliberantes constituyen un avance sustantivo en el
mejoramiento de la calidad institucional.
No obstante, todo lo positivo que se pone de
manifiesto a partir de la existencia de “Cambiemos”, en la actualidad, esta
agrupación político electoral no se ha consolidado como una auténtica coalición
de gobierno. A lo sumo es una coalición electoral y en ocasiones parlamentaria con
diferentes grados de integración según sea el distrito que se analice.
A quince meses de iniciado el gobierno presidido por
Mauricio Macri, podemos concluir que esa anomalía en “Cambiemos” es un grave
error y a la vez una debilidad.
Las coaliciones de gobierno exitosas tienden a institucionalizarse,
respetando la especificidad e identidad de cada integrante, pero funcionando
como un TODO, fomentando, creando y promoviendo los ámbitos de debate sobre las
políticas públicas que una vez decididas comprometen a TODOS.
La actual situación es una elección política sobre el
sistema de decisiones.
Hemos sido duros críticos del populismo en sus
diferentes variantes por depender de liderazgos carismáticos y providenciales fomentando
el caudillismo feudal y el clientelismo político. Esa modalidad de conducción
impidió la construcción de ciudadanía y mejorar los estándares democráticos.
Por eso consideramos un grave error suplantar ese sistema por otro,
pretendidamente más moderno que centraliza las decisiones en una elite técnica
con escasa o nula experiencia política.
No hace falta ir demasiado lejos para encontrar buenos
ejemplos de gobernabilidad exitosa a través de coaliciones sólidas. El caso
uruguayo del Frente Amplio es uno y la Concertación chilena es otro, ambos
vecinos de Argentina.
En el transcurso de estos últimos días y semanas, la referida
debilidad política se hizo más notoria. Es bueno que un gobierno democrático
reconozca sus errores y los corrija, rebela que actúa despojado de soberbia y
con transparencia. Pero, si los errores son frecuentes y cometidos en lapsos
breves, sencillamente esos síntomas rebelan la enfermedad denominada
ineficiencia. La ineficiencia en la gestión produce pérdida de capital político
y de prestigio. Resulta más doloroso comprobar que esos errores podrían haber
sido evitados si existiera un sistema de toma de decisiones acorde a una
verdadera coalición de gobierno que privilegie el debate entre sus integrantes.
Esa saludable práctica constituiría además una prueba de confianza entre sus
miembros.
El Radicalismo
La Unión Cívica Radical es el Partido político
nacional más antiguo de la Argentina y está acostumbrado a afrontar los
desafíos que la hora le impone al servicio del pueblo y de la nación.
Nació luchando por consagrar el principio de
legitimidad democrática y el reconocimiento de la soberanía popular. Protagonizó
la superación de las falsas antinomias que nos enfrentaron como enemigos, con
aquel histórico abrazo entre el Presidente del Comité Nacional Ricardo Balbín y
Juan Domingo Perón y condujo con ejemplaridad la complejísima transición de la
dictadura a la democracia liderado por Raúl Alfonsín, hoy reconocido en su
dimensión de Estadista y Padre de la Democracia Moderna. Estos cimientos
sólidos le permiten enfrentar el futuro con responsabilidad.
Esa responsabilidad le impone al Radicalismo no caer
en dos tentaciones igualmente nocivas. La primera consiste en evitar el peligro
de cerrarse en un individualismo partidario, nostálgico y anclado en el pasado
que empuje a romper la coalición que hemos creado. Esa tentación conducirá al
Partido a una expresión política meramente testimonial y con nula capacidad de
incidir en la realidad que pretendemos transformar. Y la segunda sería sucumbir
a la tentación de actuar individualmente ante el gobierno con el objetivo de
influir o influenciar en las decisiones del mismo. Ese comportamiento
individualista convertirá a quien lo intente más pronto que tarde en un simple
lobista carente de todo sustento partidario.
La fortaleza de la Unión Cívica Radical la brinda su
carácter de Partido nacional, popular, centenario y orgánico. Su extensión
territorial lo hace sensible y receptivo a las reivindicaciones populares en
las más variadas regiones de nuestro país.
Pero, para estar a la altura debemos empezar por
nuestra propia casa. Es imprescindible que las instituciones partidarias
funcionen a pleno: el Comité Nacional en permanente contacto con las
respectivas autoridades partidarias provinciales; la Mesa de la Convención Nacional
fijando los temas y propuestas a debatir, ambos en sintonía con el Comité
Nacional de la Juventud Radical y las Organizaciones Sociales representativas
como la Franja Morada, la OTR (Organización de Trabajadores Radicales), y la
Organización de las Mujeres Radicales.
Es allí donde reside la fortaleza de nuestro Partido:
en el debate amplio y democrático, capaz de llevar iniciativas y propuestas al
gobierno de “Cambiemos”, como así también de analizar las que provengan del PRO
y de la Coalición Cívica. Asimismo, considerar la ampliación que fortalezca y
amplíe la coalición incorporando nuevos Partidos o personalidades a la misma.
El camino correcto
Para cumplir con los objetivos señalados proponemos:
1.
El
funcionamiento pleno de la Unión Cívica Radical. Esto implica el desarrollo de una
actividad permanente del Comité Nacional y de la Mesa de la Convención Nacional
en consonancia con los Bloques Parlamentarios Nacionales y las Autoridades Partidarias
Provinciales y las Organizaciones Sociales Partidarias Representativas.
2.
Promover
a través de ese accionar debates permanentes y movilizadores abordando
políticas públicas que deberán traducirse en iniciativas y propuestas para
llevar al seno de “Cambiemos”.
3.
Que
la Unión Cívica Radical tenga voz y opinión expresada de manera pública a
través de sus autoridades en todos los temas que hacen a la política nacional e
internacional y receptando la opinión de su militancia expresada en los debates
previos sugeridos.
4.
Como fundadores de “Cambiemos” reclamar su
inmediata institucionalización y su funcionamiento PERMANENTE y que esta
coalición hasta ahora electoral y en ocasiones parlamentaria se convierta en
una auténtica COALICIÓN DE GOBIERNO.
5.
Que
los representantes de la Unión Cívica Radical en la coalición “Cambiemos” sean
dirigentes investidos de legitimidad orgánica a través de las Instituciones
Partidarias.
El pueblo argentino reclamó la conformación de una
coalición que pusiera fin a la decadencia populista.
La Unión Cívica Radical estuvo a la altura de esa
aspiración y conformó el instrumento que permitió el triunfo electoral.
Ahora, con una realidad que duele, con un tercio de
los argentinos en la pobreza, el Radicalismo tiene que estar más presente que
nunca.
La sabia decisión de la Convención de Gualeguaychú con
la conformación de una coalición electoral brindó a los argentinos la
posibilidad del cambio. La demanda del presente es que esa coalición se
transforme en una auténtica coalición de gobierno y que direccione su accionar
conforme a los valores que históricamente ha representado el Radicalismo. Como
dice nuestra marcha partidaria “con paso firme Radicales adelante han de
marchar”.
Nuestra historia y el pueblo nos lo demanda.
Febrero 2017
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