jueves, 23 de febrero de 2017

Proyecto de declaración. Decisión estratégica. Federico Storani. Febrero 2017

Proyecto de declaración
Decisión estratégica
Federico Storani
Febrero 2017

La Convención Nacional de la Unión Cívica Radical celebrada en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú en marzo de 2015, tomó decisiones que se constituyeron en un hito trascendente, estratégico y positivo para la historia política argentina.
Esa decisión estratégica del Radicalismo tuvo dos consecuencias inmediatas. Logró equilibrar el sistema político argentino que se encontraba absolutamente desbalanceado y consumó la alternancia en el ejercicio del poder.
La fundación de la agrupación política “Cambiemos”, creada conjuntamente con los Partidos PRO y la Coalición Cívica, dotó al pueblo argentino de un formidable instrumento electoral que alcanzó el triunfo en las elecciones presidenciales del 2015 e impidió la continuidad de una administración del Estado a todas luces populista, degradante y decadente.

El populismo K

El populismo se identifica por su A.D.N.: ejercicio autoritario del poder; marcada tendencia hacia la hegemonía política y degradación de las Instituciones Republicanas. Esa identidad populista, omnipresente durante toda la era K, inexorablemente condujo a una corrupción sistémica, sistemática y generalizada.
De nada sirvió pretender disfrazar su esencia cubriéndola con el manto de un “relato épico”, que se desvaneció apenas se observó la connivencia obscena con personajes nefastos como Milani o Shocklender en cuestiones tan sensibles y caras para la reconstrucción moral y democrática en nuestro país, como fue y es la lucha por la vigencia de los Derechos Humanos. La invocación permanente al pretendido “modelo nacional y popular” a través de la formación de una nueva burguesía nacional, fue solo el funcionamiento de un “capitalismo de amigos” expresado, entre otros, por emprendedores como Cirigliano, Lázaro Báez o Cristóbal López. El relato ardió definitivamente en la hoguera de la corrupción e impregnó de hedor a la sociedad argentina cuando se trae a la memoria los casos de: Skanska, Antonini Wilson, Felisa Miceli, Ricardo Jaime, Julio De Vido, los Cirigliano, Amado Boudou, La Rosadita, José López y el propio matrimonio presidencial de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
Así, el populismo que encarnó el Kirchnerismo estuvo muy lejos de constituir la “Década ganada” como proclamaba con soberbia. Por el contrario, fue la “Década dilapidada” por los recursos sin precedentes que tuvieron a su disposición y las oportunidades perdidas que hubieran permitido echar bases sólidas para el crecimiento y el desarrollo sostenido.
Haber impedido la continuidad en el gobierno de esta variante populista, por sí solo ya justifica la existencia de “Cambiemos”.
Nadie que reflexione honestamente y obre con buena fe puede afirmar lo contrario, menos aún desde el campo auténticamente democrático.
¿Alguien puede imaginar cuál hubiera sido el destino de la Argentina de no haber ganado las elecciones “Cambiemos”?

Cambiemos
“Cambiemos” constituyó un formidable instrumento electoral que permitió alcanzar el triunfo en las últimas elecciones presidenciales. Además, contribuyó a que tres provincias como Mendoza, Jujuy y Corrientes hoy estén dignamente gobernadas por dirigentes de la UCR. Igualmente, centenares de Intendencias Municipales llevan la impronta del Radicalismo a lo largo de todo el país.
El aumento de la representación parlamentaria nacional y su consecuente y coherente desempeño, como así también en numerosas provincias y Concejos Deliberantes constituyen un avance sustantivo en el mejoramiento de la calidad institucional.
No obstante, todo lo positivo que se pone de manifiesto a partir de la existencia de “Cambiemos”, en la actualidad, esta agrupación político electoral no se ha consolidado como una auténtica coalición de gobierno. A lo sumo es una coalición electoral y en ocasiones parlamentaria con diferentes grados de integración según sea el distrito que se analice.
A quince meses de iniciado el gobierno presidido por Mauricio Macri, podemos concluir que esa anomalía en “Cambiemos” es un grave error y a la vez una debilidad.
Las coaliciones de gobierno exitosas tienden a institucionalizarse, respetando la especificidad e identidad de cada integrante, pero funcionando como un TODO, fomentando, creando y promoviendo los ámbitos de debate sobre las políticas públicas que una vez decididas comprometen a TODOS.
La actual situación es una elección política sobre el sistema de decisiones.
Hemos sido duros críticos del populismo en sus diferentes variantes por depender de liderazgos carismáticos y providenciales fomentando el caudillismo feudal y el clientelismo político. Esa modalidad de conducción impidió la construcción de ciudadanía y mejorar los estándares democráticos. Por eso consideramos un grave error suplantar ese sistema por otro, pretendidamente más moderno que centraliza las decisiones en una elite técnica con escasa o nula experiencia política.
No hace falta ir demasiado lejos para encontrar buenos ejemplos de gobernabilidad exitosa a través de coaliciones sólidas. El caso uruguayo del Frente Amplio es uno y la Concertación chilena es otro, ambos vecinos de Argentina.
En el transcurso de estos últimos días y semanas, la referida debilidad política se hizo más notoria. Es bueno que un gobierno democrático reconozca sus errores y los corrija, rebela que actúa despojado de soberbia y con transparencia. Pero, si los errores son frecuentes y cometidos en lapsos breves, sencillamente esos síntomas rebelan la enfermedad denominada ineficiencia. La ineficiencia en la gestión produce pérdida de capital político y de prestigio. Resulta más doloroso comprobar que esos errores podrían haber sido evitados si existiera un sistema de toma de decisiones acorde a una verdadera coalición de gobierno que privilegie el debate entre sus integrantes. Esa saludable práctica constituiría además una prueba de confianza entre sus miembros.


El Radicalismo
La Unión Cívica Radical es el Partido político nacional más antiguo de la Argentina y está acostumbrado a afrontar los desafíos que la hora le impone al servicio del pueblo y de la nación.
Nació luchando por consagrar el principio de legitimidad democrática y el reconocimiento de la soberanía popular. Protagonizó la superación de las falsas antinomias que nos enfrentaron como enemigos, con aquel histórico abrazo entre el Presidente del Comité Nacional Ricardo Balbín y Juan Domingo Perón y condujo con ejemplaridad la complejísima transición de la dictadura a la democracia liderado por Raúl Alfonsín, hoy reconocido en su dimensión de Estadista y Padre de la Democracia Moderna. Estos cimientos sólidos le permiten enfrentar el futuro con responsabilidad.
Esa responsabilidad le impone al Radicalismo no caer en dos tentaciones igualmente nocivas. La primera consiste en evitar el peligro de cerrarse en un individualismo partidario, nostálgico y anclado en el pasado que empuje a romper la coalición que hemos creado. Esa tentación conducirá al Partido a una expresión política meramente testimonial y con nula capacidad de incidir en la realidad que pretendemos transformar. Y la segunda sería sucumbir a la tentación de actuar individualmente ante el gobierno con el objetivo de influir o influenciar en las decisiones del mismo. Ese comportamiento individualista convertirá a quien lo intente más pronto que tarde en un simple lobista carente de todo sustento partidario.
La fortaleza de la Unión Cívica Radical la brinda su carácter de Partido nacional, popular, centenario y orgánico. Su extensión territorial lo hace sensible y receptivo a las reivindicaciones populares en las más variadas regiones de nuestro país.
Pero, para estar a la altura debemos empezar por nuestra propia casa. Es imprescindible que las instituciones partidarias funcionen a pleno: el Comité Nacional en permanente contacto con las respectivas autoridades partidarias provinciales; la Mesa de la Convención Nacional fijando los temas y propuestas a debatir, ambos en sintonía con el Comité Nacional de la Juventud Radical y las Organizaciones Sociales representativas como la Franja Morada, la OTR (Organización de Trabajadores Radicales), y la Organización de las Mujeres Radicales.
Es allí donde reside la fortaleza de nuestro Partido: en el debate amplio y democrático, capaz de llevar iniciativas y propuestas al gobierno de “Cambiemos”, como así también de analizar las que provengan del PRO y de la Coalición Cívica. Asimismo, considerar la ampliación que fortalezca y amplíe la coalición incorporando nuevos Partidos o personalidades a la misma.

El camino correcto
Para cumplir con los objetivos señalados proponemos:

1.      El funcionamiento pleno de la Unión Cívica Radical. Esto implica el desarrollo de una actividad permanente del Comité Nacional y de la Mesa de la Convención Nacional en consonancia con los Bloques Parlamentarios Nacionales y las Autoridades Partidarias Provinciales y las Organizaciones Sociales Partidarias Representativas.
2.      Promover a través de ese accionar debates permanentes y movilizadores abordando políticas públicas que deberán traducirse en iniciativas y propuestas para llevar al seno de “Cambiemos”.
3.      Que la Unión Cívica Radical tenga voz y opinión expresada de manera pública a través de sus autoridades en todos los temas que hacen a la política nacional e internacional y receptando la opinión de su militancia expresada en los debates previos sugeridos.
4.       Como fundadores de “Cambiemos” reclamar su inmediata institucionalización y su funcionamiento PERMANENTE y que esta coalición hasta ahora electoral y en ocasiones parlamentaria se convierta en una auténtica COALICIÓN DE GOBIERNO.
5.      Que los representantes de la Unión Cívica Radical en la coalición “Cambiemos” sean dirigentes investidos de legitimidad orgánica a través de las Instituciones Partidarias.

El pueblo argentino reclamó la conformación de una coalición que pusiera fin a la decadencia populista.
La Unión Cívica Radical estuvo a la altura de esa aspiración y conformó el instrumento que permitió el triunfo electoral.
Ahora, con una realidad que duele, con un tercio de los argentinos en la pobreza, el Radicalismo tiene que estar más presente que nunca.
La sabia decisión de la Convención de Gualeguaychú con la conformación de una coalición electoral brindó a los argentinos la posibilidad del cambio. La demanda del presente es que esa coalición se transforme en una auténtica coalición de gobierno y que direccione su accionar conforme a los valores que históricamente ha representado el Radicalismo. Como dice nuestra marcha partidaria “con paso firme Radicales adelante han de marchar”.
Nuestra historia y el pueblo nos lo demanda.

Febrero 2017