Coca Sarli, vestida sólo con su piel, reveló también y sin saberlo, las lacras de una sociedad misógina. Bajo su desnudez, una soledad infinita y un precio que pagó, para ser querida. Sólo en esta nota que le hice en 1996 para Viva/Clarín, lo dijo.
oooooooo
Entre el principio y el fin de nuestra charla, Isabel pega un estirón. Como si creciera de golpe. Acostumbrada al argumento –a la ficción- que ella misma construyó de su vida, al principio lo preserva para no desestructurarse; pero se defiende con respeto y cariño hacia mí.
El whisky y los sandwiches de miga que son ceremonia en todas sus entrevistas periodísticas, están ahí; pero esta vez, cuando vence sus resistencias, son una anécdota: le importa más tratar de saber de sí misma. Despacito, empieza a quitar sus cerrojos, porque está abriendo los ojos -de nuevo- a la vida.
- ¿Está volviendo a nacer?
- ¿A usted le parece?... No, para mí la vida se terminó y sólo miro por los ojos de mis muertos queridos: de mi mamá y de mi hombre, de Armando (Bo).
- ¿Ellos la quisieron tanto como usted los amó?
- Mi mamá -a su manera- sí, pero la pobre vivió tan atormentada por la muerte de mi hermanito… creo que ella hubiera preferido que muriera yo y no él. Y Armando me adoró, pero (con candor) yo lo sigo queriendo después de quince años de su muerte y, la verdad, no sé si él seguiría queriéndome.
- ¿Por qué no tuvieron hijos propios, con tanto amor?
- Porque a mí me hacía estremecer el dolor de las mujeres, en los partos que vi en el cine.
- ¿Fue sólo por eso?
- (Piensa largo, quiere ser sincera) Bueno, es que él decía, también... que no podía haber una sexy embarazada y que nuestros hijos eran las películas; y tenía razón, ¿no?....porque yo tenía que trabajar, trabajar y trabajar.
- ¿No la protegía?
- Sí, yo necesitaba afecto y él me decía: "mi amor, mi amor" y me trataba como a un chiche, pero nunca me mantuvo.
- ¿Usted lo protegía económicamente?
- Sí...yo lo protegía (habla amorosamente) porque cuando lo conocí él estaba en la bancarrota, y muchos decían: "este pone a la mina en bolas y así gana plata". Pero, claro, porque yo fui su producto, porque mis desnudos eran la base de sus películas; y él después les ponía un poco de sexo, música y paisaje: siempre el mismo cóctel, y así ganaba plata. Pero bueno... él me cambió la vida y yo fui feliz, así que… ¡no me importaba!.
- ¿No le importaba, o se sometía por amor?
-Y m'hija, yo requetetrabajé y requetesufrí, y filmé cuando tenía hepatitis y hasta con una picadura de un bagre, porque él quería que hiciéramos de a dos películas, juntas y yo... ¡yo no quería perderme ni un día al lado suyo, y entonces, trabajaba, para poder estar con él!
- Demasiado exigida, ¿no?
- (Asombrada) Nunca lo pensé, pero...ahora me parece que sí.
- ¿Cómo es que no tomó conciencia antes?
- Cierto...¿no? Es que siempre me dijeron que todo era gracias a mi mamá y a Armando, y que sin ellos no podía hacer nada. Y yo me lo creí...y me atemoricé. Pero ahora que usted me hace pensar, me parece que sufro de los bronquios, por los fríos que pasé por las películas; a veces me sacaban tan helada de los lagos de Bariloche (sin autocompasión) -en agosto y con bajo cero- que no podían ni abrirme la boca para ponerme coramina.
-Fue la precursora del desnudo en Argentina, ¿eso la estimuló para seguir?
- (Suave y convincente) No querida, lo que me estimulaba era mi amor por Armando y -sobre todo- la plata: quería que mi mamá fuera una lady. Pero es cierto, yo sufría mucho mostrándome: si antes ni siquiera había bailado, para no abrazarme con extraños; y no usaba pullovers de angora -y me encorvaba- para esconder el busto: me daba vergüenza. Además, en el primer desnudo Armando me engañó: me dijo que se me vería chiquitita como una hormiga. Vea...cuando descubrí la mentira me enojé tanto, que le rompí el escritorio de vidrio con un cenicero.
- Fue inocente la primera vez, pero después siguió desnudándose, ¿por qué?
- Porque él me decía que yo era "La Fragata", que siermpre tenía que ir para adelante y que yo iba a trabajar, aunque tuvieran que estaquearme los senos. "¿No te das cuenta de que de tus pechos come mucha gente?". Así me picaneaba y entonces yo seguía adelante.
- La dominaba...
- Totalmente, pero alguna vez pude sublevarme: en Brasil hasta le tiré un vaso de guaraná en la cara; y entonces él me dio un bife y salió corriendo por el morro.
- ¿Con su mamá fue siempre sumisa?
- Sí: fui, soy y seré totalmente sometida a ella.
- Los dos dependían de usted, ¿por qué se sometía?
- Para que me mimaran un poquito, pero...por favor, no me picanee usted también tanto, ¿eh? Venga: voy a mostrarle la piscina, aunque ahora la uso poco porque no puedo tomar sol (vamos, miro y veo algo que flota en el agua... )
- ¿Por qué tiene allí un cocodrilo inflable?
- Es que yo soy selvática...si hasta mis sábanas tienen tigres...¿quiere que se las muestre? Pero también soy salvaje y siempre anduve descalza y buscando el pasto...igual que las vaquitas chacareras, (feliz)como me decía Armando. Me encantaba andar entre las ramas y toda arañada.
- Como en sus películas, ¡y cuántas fantasías provocaba!
- Ay, sí...(oculta la cara, pícara) siempre me acuerdo de un estreno en un pueblito de Venezuela. Los espectadores eran todos obreros, con sus cascos puestos y sucios de petróleo. Y yo entré con un vestido de encaje blanco -todo vaporoso- justo cuando aparecía desnuda en la pantalla(todavía asustada)¡Terminé metida en una letrina mugrienta, porque todos se me venían encima… ¡si hasta he andado con guardaespaldas!
-¿Le gustaba sentirse una sexymbol?
- No sé...(con vergüenza) pero un día me cansé de andar con el uniforme de Sarli, besando a todos: a negros y a blancos, a barbudos y a no barbudos, a limpios y a sucios: ¡se me irritaban las mejillas, de tanto beso!
- ¿Y ahora no extraña aquello?
- No, porque tengo el cariño de la gente. Y porque estoy de vuelta: lo que más me gusta ahora es tomar una sopita caliente en la cama o reírme con "El Chavo" y "Garfield" en "Magic" (el canal infantil). Ahí vivo un mundo de película como el que me contaba Haydeé Da Costa, una compañerita de la escuela: me daba tantos detalles de cada filme, que me parecía que los había visto.¿Vio?...le conté el único recuerdo de mi infancia.
- ¿Cómo es que no recuerda nada más?
- Sí, sí, .me acuerdo de esto y de que mi mamá jamás me abrazó ni me besó, pero lo mismo era buena y yo la quería.
- Es curioso que no recuerde, ¿la dañaron tanto, que prefiere olvidar?
- Ay, ay, qué difícil que es esto, mire....ahí anda Moria Casán, ¿vio qué preciosa? (“Moria”es uno de sus gatos de Isabel).
- Le preguntaba si prefiere olvidar...
- (Con cariño) ¡Queridita! Usted es peor que mi mamá y Armando juntos. Pero bueno, está bien: en mi niñez todo era rigor y disciplina; tanto, que una vez -después de darme una gran paliza- (herida) mi mamá ¡me tiró a mi gatito querido!...y todo porque él había ensuciado la casa con las patitas sucias con mi tinta roja.
- Imagino su enojo...
- ¡No! No me enojé porque -con tal de acatar a mi madre- preferí engañarme. Y me inventé que los gatos eran malos.
- ¿Siempre armó una ficción, para soportar la realidad ?
- No, por ejemplo cuando mamá me dio una paliza...¡tremenda m'hija, qué paliza! por mi primer desnudo, aguanté sin decir "ay". Porque ella tenía razón: yo no le había contado, así que era culpable y merecía el castigo. Además ella quería que dejara todo y le diera bolilla a Nicolás, un paraguayo gordo, bobo y casado.
- ¿Qué le gustaba a ella de Nicolás?
- ¡La billetera, querida!
- Perdón: ella le eligió un hombre por el dinero, luego la humilló por sus desnudos pero vivió de ellos, ¿era cómplice?
- ¡Y claro que fue cómplice!: Se construyó una mentira porque prefería no saber...la pobrecita.
- Habla con la piedad del amor...
- Y sí, porque mamá había sufrido... ¡tanta pobreza!, que ni para el cajón de mi hermanito tuvo plata(muy angustiada). Se le dio la Municipalidad y ella fue al cementerio en "La Chancha" (el colectivo dieciocho) , solita y con los únicos doce claveles que pudo comprar. Pobrecita...ella "era" la pobreza.
- Pero usted también la sufrió...
- (Convencida) No, por lo único que la sufrí fue porque no podía comprar lápices de colores. Pero en lo demás no: tenía guardapolvos que mamá me hacía con sábanas y siempre tenía cuadernos "Rivadavia", porque escribía con letra chiquitita para que me duraran; y nunca me faltó comida. Y...¿para qué más?, si de nena el "deber" era todo para mí.
- ¿Era feliz así?
- No recuerdo haber sido feliz, ni haber sido desgraciada.
- ¿Tejió sueños y se metió en ese mundo?
- No, mi único sueño fue ser secretaria: para ganar mucha plata y que mi mamá no luchara por el pan. En eso empeñé mi vida y lo conseguí, trabajando duro desde los quince años.
- Es extraño, recuerda cómo caló la pobreza en su mamá y no en usted: como si no hubiera sufrido.
- Puede ser, pero gracias a eso mi mamá no trabajó nunca más. Apenas gané unos pesos, alquilé un departamento y al poco tiempo -con lo que cobraba haciendo fotos- compré uno en la calle Vidt. Entonces (con alegría) el mundo empezó a ser cómodo para ella. Y yo fui feliz.
- ¿Y fue feliz en otros momentos de su vida?
-Sí...en los viajes por el mundo, con Armando. Y cuando íbamos a los frigoríficos de Mataderos y me regalaba salames y mortadelas -adoro los fiambres- o cuando me mandaba bolsas de papas: para mí eran mejores que un brillante.
- ¿Su marido, antes, le había hecho regalos?
- No, (firme pero suave, para no herir) no quiero hablar de eso querida...¿quiere un sandwichito?
- ¿La boda fue el único acto de rebeldía hacia su mamá?
- Ay, ay, ay... ¿y si se toma otro traguito de whisky y no me hace más preguntas como estas? Está bien(resignada), se lo digo: me casé para ser más libre y más dueña de mí misma, pero no pude; vivimos con mi mamá en el departamento de Vidt y ella siguió mandando, incluso a él.
- ¿Usted estaba enamorada?
- (Contesta por cortesía, pero incómoda) No, pero le tenía cariño porque era bueno y buen mozo, aunque... después vi en una foto que había engordado. En fin, duramos menos de un año juntos y nuestro matrimonio fue nada más que de jugar tenis, comer afuera y -como dijo Libertad Leblanc- de fifar alguna vez. ¿Vio?, le conté (cariñosa)¿está contenta, queridita?
- ¿Fue su primer hombre?
- (Muy colorada) Sí, porque antes daban una medalla al mérito por ser virgen. Pero de sexo no hablo ni con Juanita Martínez, porque hasta me daría escozor decir "orgasmo".
- Pero acaba de decirlo...
- Sí, (sonríe, entre avergonzada y contenta) a lo mejor estoy empezando a ser más libre. Es que me ha costado mucho...¿sabe?, porque mamá me educó para que odiara a los hombres, porque decía que todos eran unos sinvergüenzas. Y yo la comprendo, porque cuando yo tenía seis años "el hombre" se le evaporó y la dejó sola, con mi hermanito y conmigo.
- ¿Y usted extrañó al "hombre": a su papá?
- No, porque no se puede extrañar lo que uno no conoció.
-Su papá dijo que -de acuerdo con su mamá- él se fue a Montevideo para buscar trabajo y...
- No, no, quiero escuchar: sólo me interesa lo que me contó mi mamá.
- Según él, ustedes se fueron a Avellaneda y después usted quedó con su abuela paterna en Concordia...
- Ah, pero yo pongo oídos sordos a todo eso. Y no le encuentro justificación, porque crecí con otra idea y quiero mantenerla.
- A ver: ¿usted estuvo en Avellaneda y en Concordia?
- Sí, me fui a vivir a una pieza en Avellaneda con mi mamá. Y después, no sé si estuve en Concordia con la madre de él pero...puede ser porque les tengo miedo a los payasos.
- No entiendo...
- Claro, porque mi abuela Margarita -que era bravísima- vivía sobre la calle Entre Ríos, en Concordia y por allí pasaban corsos. Entonces yo escuchaba un horrible tintineo de cascabeles, (lo cuenta como una pesadilla) y me asomaba y veía a aquellos horribles payasos.
- Borró todo de la mente pero los payasos son testigos de su memoria…
- Sí...y también las magnolias foscatas. Porque yo todos los domingos robaba alguna (de nuevo como si fuera una pesadilla), para huír del horror que me causaba el cementerio. Porque ahí me llevaba mi abuela -vestida de negro y con crespón- sin que le importara que yo estuviera aterrorizada.
- ¿Todo era terrible con con su abuela?
- No (se ríe), porque lo lindo era cuando me mandaban a comprar salame cortado a cuchillo y yo me lo comía en el camino.
- Los payasos, las magnolias y los salames, dan la razón a su papá...
- Sí, pero mi mamá me dijo que él estaba muerto y mi abuela Margarita no me dijo que estuviera vivo. Así que...¡vaya a saber si él fue un desgraciado, o si mi madre sufrió porque lo quería! Pero a mí lo único que me importa es que -cuando mi hermanito murió- él no apareció.
- Según él, fue porque quien desapareció fue su mamá y -para colmo- el tuvo hemiplejía después...
- Bueno, pero yo me quedo con lo que me contó mi madre, aún sin saber si es cierto. Por eso cuando él fue a verme al teatro dije que no atendía a haches de pé, ni lo atendí por teléfono y le devolví -sin leer- una carta que me mandó. Y además...me enojé mucho cuando Sofía Loren perdonó al padre, en una historia similar: yo lo odio y moriré odiándolo.
- ¿Alimenta el odio, interiormente, sólo para sostener "su" historia oficial?
- Sí, porque yo perdono a cualquiera pero no a él. Y me emperré en esto para no traicionar a mi madre. La pobrecita (se dulcifica) a pesar de que no quería a Armando, decía: "al final el único que nos cuida es el Viejo (Bo)". ¿Y sabe por qué? Porque él, le compraba masitas y le había regalado un perrito.
- Bo era un seductor…
- Sí, muy bla-bla, siempre alegre y hermoso: alto, atlético y con ojos azules...¡y cuando se ponía un sobretodo beige, yo me moría! (Muy conmovida) ¿Sabe m'hija cómo lo quise? Lo quise atrozmente. Por eso cuando él murió, no me tiré al pozo porque pensé en mis chicos (su hijo adoptivo y su ahijada) y en mis animalitos; pero yo parecía un jubilado que -de golpe- no sabía qué hacer con la vida.
- ¿Los halagos que recibió, la ayudaron a recordar? Hasta Perón, presidente, la recibió...
- Sí, (todavía sorprendida) cuando fui Miss Argentina, me dijo que yo era más importante que todos los embajadores de la paz. Pero yo no me consolé recordando aquello, ni nada: elegí quedarme con los recuerdos de mi mamá y de Armando.
- De las dos personas que la dominaron...
- Es verdad...y a lo mejor yo -por dentro- era más libre que ellos, pero me dejé someter para que me quisieran. Bueno, pero ahora a las decisiones las tomo yo (parece otra "Coca", ¿está renaciendo?), porque no están ellos para darme órdenes.
- Tal vez ahora puede enamorarse y casarse.
- No, no sé por qué hay que enamorarse y encima casarse, para ser feliz.
-Quizá para no sufrir por ser "la otra" de un casado...
- No, no. Yo no fui "la otra", yo fui la preferida; y en vida de mamá no me casé -como él quiso- porque ella se opuso y después, porque nos habíamos acostumbrado así. Además, Teresa -la esposa- nunca se metió, así que el nuestro fue un matrimonio pour la galerie.
- ¿Cuándo conoció usted a Teresa?
- (Refunfuña) No quiero hablar de eso. Pero bueno, total... ya le dije tantas cosas a usted. La conocí en la casa de ellos cuando leímos el libro de nuestra primera película, pero yo me sentía culpable así que nunca más fui, aunque ella no parecía sentir celos. Y cuando Armando agonizaba, yo volví a la casa: murió en mis brazos y con ella en el cuarto de al lado; después murió ella y ahora están los dos en la misma bóveda y yo...siempre le pongo alguna florcita a Teresa: era muy buena.
- Sigue el triángulo, después de la muerte, pero amigable...
- No, al triángulo lo deshizo la muerte. Pero...(suave) ¡mire las cosas que me hace decir con la picana de sus preguntas!
- Coca, la picana es tortura: con eso no se juega.
- Sí, tiene razón pero yo lo digo con inocencia. Bueno...para que no se ofenda (con voz de secreto) le cuento algo muy íntimo: cuando empecé a verme con él íbamos a L'hirondelle y a otras boites de El Bajo; y nos gustaban los boleros de Pedro Vargas y de Elvira Ríos. Fíjese... (divertida) ahora los chicos bailan "Cachete, pechito y ombligo" y van a hoteles alojamiento. Yo nunca fui, salvo para la película que acabo de filmar....¿Se da cuenta? Volví a trabajar, después de dieciséis años.
- Retomó su costumbre de salir adelante...
- Sí, porque con tantas muertes y con el tumor cerebral que tuve, quedé paralizada y en un pozo depresivo.
- ¿Se cerró a la vida?
- Sí, y mi casa fue otra vez mi refugio. Lo fue primero, cuando me la compré para tener mi propia piscina, porque ya no podía nadar en Gimnasia y Esgrima: las señoras me reprochaban los desnudos; y después, cuando caí en la depresión me encerré porque no conocía otra forma de vida: me convertí en una carmelita. Por eso me hizo bien salir todos los días a trabajar, para esta película, y quisiera seguir filmando: eso me cura.
- ¿Qué hace ahora todos los días?
- Desayuno con mis bichitos, estoy con los chicos y reviso mis recuerdos. Venga, que le muestro (saca algo de una cajita, entusiasmada y como si exhibiera algo sagrado) .... ¿Ve? este es el puchito del último cigarro que fumó Armando en casa.
- Perdón, ¿esta es una casa o un museo?
- (Sonríe, indulgente) ¿Y qué quiere que haga m'hija? ¡Vea cómo me mira Armando desde esa foto!(señala una, de la multitud de fotos de él que hay en la casa).
- ¿Pensó a fondo alguna vez, si fue feliz con él?
- No, nunca lo pensé, ni quiero hacerlo.
-A ver, tratemos, piense, Coca...
- Es que si me pongo a pensar...(parece desnuda, pero por dentro) voy a pasar por ahí (por donde está esa foto) y le voy a decir: "Armando, andate a la repé que te repé".
-A ver, tratemos, piense, Coca...
- Es que si me pongo a pensar...(parece desnuda, pero por dentro) voy a pasar por ahí (por donde está esa foto) y le voy a decir: "Armando, andate a la repé que te repé".
- ¿No es más fácil sacar las fotos?
- (Dócil) Si, la verdad... y los otros ven más que yo. También (Jorge) Barreiro me dijo que me fuera de esta casa, pero...hace treinta y cinco años que estoy acá y hay tantos recuerdos.
- Los recuerdos pueden ser una excusa para no vivir, pero la vida fluye…
- Si...¿verdad? (se la siente con ganas de vivir) Y bueno...antes iba todos los días al cementerio y ahora le escapo: ya es algo. ¿le parece que es algo, querida?
- ¿Ve? Se atrevió...
- Y sí, porque es muy triste, porque hay mucho gato y a veces los hacen matar y yo sufro mucho. Y también porque en la bóveda hay mucho cajón, mucho: (impresionada) cajón arriba, cajón abajo, al costado....todo lleno de muertos.
- Como de muerto son esos sacos de Armando que tiene colgados acá, en el perchero, ¿de tanto ser su mujer, se quedó pegada a ese rol?
- No, no, (parece otra) ahora estoy despegada porque los muertos no vuelven, mi querida. Y él está muerto para siempre.
- ¿Y usted se está asomando a la vida de nuevo?
- Es verdad, ¿no? (con timidez) Ahora sé que no fui desgraciada, pero que toda la vida fui manejada y que siempre miré por los ojos de mi mamá y de Armando.
- ¿Ahora mira por sus ojos?
- Sí, ahora mando yo, (cada vez se apasiona más) y tengo ganas de vivir y puedo llevarme el mundo por delante.
- Ya anda gateando por la vida…
- ¡Sí! ¿Será esto volver a nacer?
- ¡Sí! ¿Será esto volver a nacer?
**Cristina Castello. Publicado en “Viva”/Clarín, 05-05-96
IDENTIKIT
- Nació el 9 de julio de 1935 en Concordia (Entre Ríos); sus padres la anotaron en
como Hilda Isabel Gorrindo.
- Cuando Isabel tenía dos años, nació su hermanito, Antonio, quien murió de broncopulmonía a los seis, .
- Cuando sus padres –que nunca habían estado casados- se separaron, la madre, María Elena se instaló con su hija en Buenos Aires y fue ama de llaves en la casa de Amancio Alcorta.
- Isabel hizo hasta el segundo año comercial en la escuela Rafael de la Vega, de la calle Coronel Díaz; después estudió taquigrafía, dactilografía e inglés: y a los 15 empezó a trabajar a los quince años: pagaba las cuentas de Amancio Alcorta y escribía -gracias a su buena caligrafía- cartas a estancias; después trabajó como secretaria y desde entonces su madre se quedó en la casa para siempre: Coca la mantenía. Después fue modelo de jabón Lux y de otros productos y en 1995 fue Miss Argentina.
- Como modelo publicitaria ganó mucho dinero: en 1956 obtuvo un premio, como la modelo más fotografiada; y compró su primer departamento, en la calle Vidt.
- Enseguida se casó con Ralph Jürgen Heinlen, de quien se separó al poco tiempo.
- Después se mudó a Martínez, donde vive desde hace treinta y cinco años.
- El 9 de junio de 1956 conoció a Armando Bo. El era cuarentón y estaba casado con Teresa Machinandiarena, con quien tenía tres hijos: Víctor, María Inés y María Jesús. El jamás se separó de su esposa; la relación Bo-Sarli duró hasta la muerte de él.
- En 1957 filmó ·El trueno entre las hojas”, dirigida por Bo, su primera película que significó -también- su primer desnudo.; y hasta 1981 filmó veintinueve películas, sólo dos de las cuales no fueron dirigidas por Bo: "Setenta veces siete", de Leopoldo Torre Nilsson y "La diosa virgen", con la dirección de Dirk de Villers (en Sudáfrica, hablada en inglés).
- El 28 de diciembre de 1978 murió María Elena Sarli; - El 8 de octubre de 1981 murió Armando Bo.
- Tiene un hijo adoptivo: Martín Gorrindo Sarli y una ahijada: María Isabel Barboza.
Radiografía de un mito
- Cuando compitió por Miss Universo, en la primera ceremonia tenía que entregar al alcalde un poncho, como obsequio. La vistieron como coya -sandalias, sombrero y trenzas- y aún recuerda cuán ridícula se sintió.
- Armando no le escribía cartas de amor. Sólo le escribió cuando ella filmaba con Paco Rabal y después, con un actor brasileño buen mozo: tenía celos; por seguir con Bo, no trabajó en "Los cañones de Navarone" en el papel que le habían ofrecido y que, finalmente, hizo Irene Papas.
- Viajó con Armando Bo por casi todo el mundo: "¿Recorrer los museos en Italia? ¡No! Nosotros íbamos a comer pizza y funghi".
- Tuvo dos caballos de carrera, que Bo le regaló; y cada vez que iba al Hipódromo, el revuelo era infernal.
- Para hacer cada uno de sus desnudos, tomaba un whisky antes: las escenas de sexo le resultaban demasiado violentas.
- Las manos que la acariciaban en las películas eran -casi siempre- las de Armando Bo, aunque él no fuera el actor; cuando tuvo que hacer escenas eróticas con Víctor Bo, a los dos les daba mucha risa.
- Asegura que con Bo, se divertían mucho: por ejemplo, hacían torneos para ver quién tomaba más minestrón.
- Tiene un costado de mujer brava. Ejemplos:
* quiso romper los vidrios de terapia intensiva, cuando no la dejaban entrar para estar con su mamá.
* Dio un cachetazo al sacerdote Daniel Zaffaroni en plena fiesta de la farándula, cuando él le reprochó sus escotes; otro cachetazo recibió un actor mejicano cuando le dio un beso "en serio" en cámara.
- Su escote nspiró a Vicente Rubino el famoso "indifundiyeguen", que popularizó en "La tuerca".
- Su escote nspiró a Vicente Rubino el famoso "indifundiyeguen", que popularizó en "La tuerca".
- En el cajón de Armando, ella puso una foto de ella con dos de sus perritos, un mechón de su pelo y un ramito de rosas rococó. Cristina Castello