“Los senadores peronistas y los de partidos independientes; los dirigentes sindicales y todo el generalato, sabían de la sublevación de Semana Santa ’87, desde una semana antes”
Tengo el “honor” de que Rico me distinga para esta nota, que negaba a todos. Sabe mucho de mí: sus servicios de inteligencia (¿inteligencia?) no descansan; y ya es vox populi que “La trama y el revés”, programa que conducen los operadores políticos Daniel Hadad y Guillermo Cherasny, que pecan por la paga, es financiado por él. Quieren el/la periodista más creíble y sin manchas, para lavarse la carapintada. Y yo resulto ser la elegida.
Anticipo que las preguntas serán durísimas, al capitán (RE) Ernesto Larramendi –una suerte de jefe de prensa de Rico- con quien me encuentro previo a la entrevista, en un bar de Córdoba y San Martín, en el corazón de Buenos Aires. “¿Cómo va usted a conocerme?”le había preguntado por teléfono, cuando me llamó a mi casa. “Sabemos todo de usted, la veré entrar y la buscaré”, escuché por la línea.
Después, viajo a Tucumán, con el fotógrafo Luis Micou; era el lugar fijado para la cita; allí. Rico tenía que oficiar de padrino de diez casamientos y quince bautismos de vecinos de una villa de emergencia.
Nos vemos en el lobby del hotel. En su pecho –por fuera y visible- una cadena y una cruz; por dentro y por fuera, el odio con que mira a la periodista que él y su gente habían elegido, yo. Me eligieron por creíble y luego quisieron torcerme el brazo. A mí no. (c.c.)
- ¿Usted es una amenaza?
- Sí, soy una amenaza para la dirigencia del pueblo argentino, porque está espiritual, moral e intelectualmente corrupta; pero tiene los días contados, pues ahora hay hombres dispuestos a jugar su honra.
- Como usted. Según dijo se vio obligado a “matar hermanos”, durante el 76-83, ¿quién lo obligó?
- Los que tomaron las armas contra la República.
- ¿Mató hermanos entre 1976 y 1983?
- Yo combatí en 1975 y 1976. Era jefe de la Compañía de Comandos y Servicios del Primer Cuerpo y yo personalmente controlaba un área de la ciudad de Buenos Aires.
-Y ahora, porque quiere ser político, se presenta ante la sociedad con el discurso de las manos limpias.
- Porque tengo las manos limpias. (Indignado) ¿No se da cuenta... Pebeta, que lo otro fue la contra de la subversión?
- ¿Mataba en los campos de concentración que hubo en Argentina?
- (Me mira, burlón) ¿Qué dice? No hubo campos de concentración en la Argentina.
- La Justicia y los organismos internacionales de Derechos Humanos dictaminaron que sí; y que hubo torturas y desapariciones.
- (Mira por la ventana, me ignora) No me consta… ¡Mienten! Igual que el presidente Menem que anda diciendo que lo torturaron y no es cierto; sólo lo sometieron a un trato descomedido y humillante. Además, yo estoy muy conforme con todo lo que hice...¡y volvería a hacerlo!
- Me asusta: hablamos de vidas humanas y lo que dice, no es humano.
- (Me grita) Es probable,pero no me interesa qué le pasa a usted, ni qué la asusta...
- ¿Tuvo miedo alguna vez?
- Sí, en Malvinas y no me avergüenza decirlo porque valiente es quien tiene miedo y lo enfrenta.
- ¿Y qué lo conmueve?
- La actitud del soldado frente a la vida y el recuerdo de mis camaradas muertos, sobre todo el del Perro Cisneros.
- Apunto a lo humano y responde como comando, ¿por qué?
- Porque el comando vive en el límite del comportamiento humano, todas sus actividades son de riesgo. No soy como estos dirigentes políticos que hay por ahí.
- ¿Con qué autoridad habla, o en representación de quién?
- Represento los intereses del pueblo y del hombre concreto. Y es posible que la masa de la sociedad piense como yo.
- Sin embargo, el General Bussi, gran represor, aludió a usted elípticamente como el llanero solitario.
- El puede opinar de lo que tenga ganas. Pero me hubiera gustado que me comparara con Diego de la Vega (N. d R.: El Zorro), porque luchó por la dignidad y la justicia.
- Usted proclamó un gran catolicismo, armado hasta los dientes cuando levantó la imagen de la Virgen del Valle…
- Yo no hago política católica. Vivo católicamente la política. Además en mis operaciones no me mostré nunca al lado de ninguna Virgen.
- Pero sí sus hombres (busco en mi cartera) mire, acá están las fotos. ¿Por qué no asimila los valores espirituales que se supone contienen su credo?
- Los asimilo; están en las tablas de Moisés.
- Donde dice, por ejemplo: no matarás y ama a tu prójimo. Y usted se vio “obligado” a matar hermanos y tomó las armas en la Semana Santa del ’87…
- Pero yo no invoqué a Dios cuando me sublevé. ¿Qué tiene que ver Dios con Campo de Mayo (N .de R.: por el levantamiento de Semana Santa)? Además, ¿qué es más importante: la paz o la justicia? (Furioso, golpea el escritorio, tiene los ojos desorbitados) A ver, ¡dígame!
- No hay justicia posible sin paz, ni paz sin justicia…
- Sí, sí hay: a veces para que haya justicia hay que romper la paz.
- ¿Se cree un ser supremo, capaz de decidir sobre vida y tranquilidad de las personas?
- No, pero soy un hombre de acción: decido y opero; dije “basta” y me jugué.
- Negativo.
- ¿Por qué habla “en código”: positivo, negativo…?
- Es un modo.
- Dijo que el Operativo Dignidad era un acto de amor al camarada, se pintó la cara y se sublevó. ¿Así ama?
- No creo que el hombre del común entienda la relación entre camaradas. Por el camarada se muere, aunque el otro sea un enemigo. Pero, ¿qué va a entender usted, Pebeta, ¿qué va a entender?
- Que usted se levantó en armas en contra de la República.
- No, nosotros violamos la disciplina porque no había más remedio. Era la única manera de detener la política antimilitar que llevó a cabo el alfonsinismo coordinador con la complicidad del generalato.
- Y ahora con la excusa de combatir la corrupción llama a la violencia y convoca a la ciudadanía…
- (Me grita, rabioso) No, yo comprendo las cosas y no cierro los ojos como usted.
-Usted abre los ojos, pero para intentar Golpes…
-Usted abre los ojos, pero para intentar Golpes…
- Sí… si los políticos no operan sobre las causas, la violencia estallará con armas en la calle y el soldado tendrá que obrar sobre los efectos.
- Distiéndase un poco (el clima es insoportable). ¿Por qué no va al cine, por ejemplo o ve algún vídeo?
- Me gusta el cine nacional pero no tengo tiempo para ir. En cuanto a los videos, me niego. Son una forma de subculturación. Es la basura que nos llega de Estados Unidos. Pero, ¿a usted qué le importa, si usted trabaja para el imperialismo?
Hasta los dientes contra la Democracia |
- Usted juzga todo con la ligereza con que me llama imperialista; y así, desaparecieron tantas personas…
- No, no es así, pero sus preguntas trasuntan una estructura mental y cultural; sería conveniente que leyera pensadores nacionales, como Marechal o Borges. Además, la gente me entiende y si usted no, busque un diccionario (golpea con el puño contra la mesa).
- Veo que no hay distensión posible, ¿por qué dijo que todos los suboficiales soncarapintada y también el 50 o 60 por ciento de la oficialidad?
- (Se burla) ¡Pebeta! Pasé treinta años en el Ejército y conozco las cosas mejor que los generales, cuya única virtud fue ir al extranjero a solucionar sus problemas económicos.
- ¿Cuantos ejércitos hay?
- Uno: el Ejército Argentino.
- ¿Usted quiere a Seineldín en la Jefatura del Estado Mayor?
- Al coronel Seineldín lo va a convocar el doctor Menem para que sea Jefe de Estado Mayor. Si las cosas siguen como ahora, tendrá necesidad de llamarlo. Seineldín es el modelo deseable del ejército necesario.
- ¿Se dividen las tareas: usted para la política y él para los cuarteles?
- El coronel tiene grado militar y no puede manifestarse como yo. Por eso yo me desenvuelvo como ciudadano, digo lo que quiero y sin violar la ley; estamos dando un nuevo modelo para la sociedad.
- Suena mesiánico.
- No es mesianismo sino convencimiento y sé que estoy a la cabeza de la sociedad. Estoy en la avanzada.
- ¿Por qué dijo en un programa de tevé que es pesimista con respecto a la gestión del ministro de Defensa, Humberto Romero?
- Porque no podemos pretender que el ministro dé soluciones a los problemas del Ejército, cuando no se solucionan los del país en forma global.
- Pero antes, usted lo consideraba un par: lo eligió para contarle por anticipado lo que sería luego sublevación de Semana Santa?
- Es verdad, pero no sólo él lo sabía por anticipado. Lo sabían también senadores peronistas y de partidos independientes, dirigentes sindicales y todo el generalato.-¿Los peronistas, siempre dispuestos para los Golpes?
- Pero (muy enojado, la mesa parece no resistir más su puño cerrado) no sé si vale la pena seguir hablando, porque este interrogatorio está cayendo en lo insustancial. ¿Por qué en vez de interrogarme, los periodistas no se pelan el... la cola y se meten en los lugares donde están los carenciados?
- ¿También pretende enseñarme periodismo?
- Pretendo insistir en el papel fundamental del periodismo en la sociedad democrática. Además (hace ademán de pararse)... ¡Esto se termina¡ Usted se va... Se va ya mismo.
- Todavía no. Entrenamiento duro, combate fácil, decía usted días pasados, ¿para qué combate se entrena?
-Me entreno permanentemente porque...pero... Esto se terminó...¡Pebeta! (Golpea violentamente la mesa, me dice algo entre dientes que preferí no entender, y se va).
*Ya sin Rico, el capitán (RE) Ernesto Larramendi, muy nervioso, me increpa y con vehemencia, me dice:
-“¿Por qué le hizo esas preguntas? ¿No comprende que, con estas manos... ¿Ve?... Con estas manos, yo tuve que matar -incluso- a compañeros míos de colegio?”
Cristina Castello, enviada especial a Tucumán, etrevista publicada el 22 de febrero de 1990, en revista “Gente”
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