ESTELA CARLOTTO… antes, cuando merecía todo mi respeto.
Yo te saludo, pájaro de los que transportan a los niños, hice leer a Estela Carlotto en “Sin Máscara”. Y todos fuimos niños y fuimos pájaros todos. Y hubo alegría y dolor. Como en las máscaras griegas.
Le encendió los ojos la vivencia de sus catorce años de medias tres cuartos y trenzas, colegio de la Misericordia; y de quien después fue su esposo Guido, con sus ya entonces bigotazos, en la puerta de la escuela.
Estuvo el dolor de Estela en nuestro diálogo; con la hora patética: 01:40, el crimen a itakazos., de su hija. A Laura.
Pero hubo alegría… también alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario