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miércoles, 3 de febrero de 2016

Cristina Castello: mi nacionalidad francesa. Francia, Patria de mi follaje; Argentina, Patria de mi raíz


 Francia es la Patria de mi follaje. Argentina es la Patria de mi raíz



Fui sedienta a París y de tanta sed casi muero.
Pero quizá porque ardo en mi fuego.
Quizá porque me aferré a la vida 
del otro costado del vuelo
con terquedad de aurora,
morí y renací en París.
Y tanto la amo.
Amo su dignidad de flor silvestre
y su altivez de  aurora.
Mi  paso por sus calles no fue un paso.
Fue una huella, un surco,
una interrogación, una confianza y esos ojos.
Y París me retoñó, reverdecida.







Palais Lascaris- Ceremonia del 22/01/2016, durante la cual recibí de las autoridades de la República de Francia, mi nacionalidad francesa.
















El Condado de Niza que entra en el regazo de la República francesa en el año 1860 - En Palacio Lascaris.

















Mientras escuchaba las palabras de las autoridades, muy cálidas, con los valores fundamentales de la República Francesa.
Estuve muy conmovida, pues vivo un amor loco con Francia. 










En la carta de François Hollande, presidente de la República, dirigida a todos los nuevos franceses, dice, entre otras cosas, que, como franceses, también accedemos a la ciudadanía europea; y que participaremos totalmente en la gran aventura de la construcción de Europa.// ¡Podré votar también en Francia!! ¡Bravo!
 














La Declaración de los Derechos del Hombre (Humanos) -1789
















Cantar  La Marseillaise, con mis compatriotas franceses,
fue una gran conmoción espiritual.











Tengo dos Patrias y amo a mis dos Patrias, intensamente
A Francia le di mi poesía, mi compromiso y todo lo que pude aportar a su Cultura. Francia me dio mucho, inmenso.
Y en París conocí a André Chenet, poeta francés, mi amado, y a los tres meses nos casamos.
A Argentina le di y doy todo.
....
"La República es una idea, la República es un principio, la República es un derecho. La República es la encarnación misma del progreso" (Victor Hugo)

22/01/2016

lunes, 14 de diciembre de 2015

El horror y la luz en la vida de Cristina Castello, en diálogo con Arturo Cavallo

Captura de pantalla que hizo mi esposo, André Chenet, desde Francia: puro amor
Siempre digo que todos tenemos en la vida uno, dos, o más momentos de fractura. No se sale impunemente del horror ni de la belleza. Se sale mejor o peor, según el material de resistencia espiritual de cada uno. 

Arturo Cavallo, periodista y productor,  hombre de ojos que saben ver- apuntó a esa parte de mi ser/vida. A una de las bisagras que marcó uno de mis «antes» y de mis «después». 
Prodigiosa vida que, mientras vivía yo el «antes» de horror, me preparaba y anticipaba el milagro de un «después» de luz. Tanta luz. «Pues la belleza no es nada/sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces/de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente/desdeña destrozarnos.» (R. M. Rilke).

En nuestra charla, que pueden ustedes ver/escuchar en tres bloques cortos, están presentes el periodismo y algunos colegas, como Jorge De Luján Gutiérrez,  Raúl Burzaco, y tantos,nombrados o no (no mencioné al queridísimo Hugo Ferrer), pero siempre en mí;  y siempre la poesía; y siempre las manos abiertas hacia mis demás. En suma, las tres razones de mi vida… Y más: mis dos ciudades: Buenos Aires y París, anécdotas con mis entrevistados… y hasta alguna travesura que filtré, sobre la actualidad política.

Un viaje al ayer, que no es recuerdo sino vivencia, en maridaje perfecto con mi hoy, que tiene mucho que ver, también, con la vida de mis dos patrias: Buenos Aires, la patria de mi raíz y París, la patria de mi follaje. 
«Y porque a veces me pasan estas cosas, la vida, me miro a los espejos y Dios me reconoce» (Rafael de León).
                       Cristina Castello


La entrevista, aquí: 

Primer bloque: 14 minutos
El diálogo comienza en el minuto 
02:52


Segundo Bloque: 15 minutos


Tercer Bloque: 24 minutos


oooooooo

Cristina Castello es una resiliente
por Arturo Cavallo

Es una resiliente.
Camino a la redacción de la revista "Gente", donde trabajaba, fue atropellada por un auto. A partir de ahí se reinventó.
Después de dos años de aquel corte en su vida, entera “por dentro y por fuera”; volvió al periodismo que había empezado casi de niña, y mientras estudiaba la carrera, al que no dejó ni siguiera cuando se hacía alguna "luz" entre una y otra operación de aquellos fatídicos tiempos; los entrevistados -primeras figuras del quehacer nacional- sentados al lado de su cama de convaleciente, debían arreglárselas para responder a sus preguntas, siempre a fondo y sin concesiones.
Había trabajado en todos los medios gráficos de Córdoba, y –en Buenos Aires desde 1982, en aquel “Tiempo Argentino” de Raúl Burzaco, en “Gente” en “Viva” de Clarín y otros varios medios escritos. Docente de La Entrevista Periodística, también son de su responsabilidad su programa de tele “Sin Máscara”, de radio, “Convengamos que… con Cristina Castello”, sus columnas en otras emisiones, etc.
Entre el 76' y el 83'  -y también después- padeció el horror y la amenaza, sólo por luchar con la palabra, por la Democracia. 
Poeta –cuatro poemarios bilingües publicados en París- y periodista por esencia, con más de una década viviendo en Francia, desde donde trabaja para medios de ese país, de España y de Méjico.
Es Cristina Castello en diálogo con Arturo Cavallo en «Abrazos, mañana, tarde y noche» martes 10 hora 13 en en Veo Radio 
www.veoradio.com.ar y porwww.arturocavallo.com.ar. Repetición sábado hora 10 y en diversos días y horarios en distintas radios de AM y FM de provincias. En bloques horarios en radios internacionales.
Primer bloque: 
https://www.youtube.com/watch?v=c026IXc-FPc
Segundo bloque: 
https://www.youtube.com/watch?v=9eNQCXw_Sjo
Tercer bloque: 
https://www.youtube.com/watch?v=fSxWoK91oy8


jueves, 3 de septiembre de 2015

Ernest Hemingway: escritor, enamorado y suicida, por Cristina Castello


Ernest Hemingway: Escritor, enamorado y suicida
  Por Cristina Castello
Desde muy joven, la obsesión de Ernest Hemingway fue descubrir cómo vivir, y conservó esta obsesión hasta la muerte. Cuando ya no supo cómo, se pegó un tiro.

Antes, ardió en su propio fuego —su intensidad—, aunque más a lo hondo que a lo largo. Sí. Su paso por el mundo fue breve. Y julio fue su mes.
En el de 1899 abrió sus ojos a la vida y el de 1961 lo llevó a la muerte. En sus casi sesenta y dos julios fue periodista, pescador y boxeador; amó el mar y las corridas de toros. Tuvo cincuenta y siete gatos, varios de ellos con su propia lápida en el cementerio de animales construido junto a la piscina, en su «Finca Vigía» de la Habana, donde residió veintidós años. Fue cazador en África, conductor de ambulancias en la Primera Guerra Mundial, corresponsal y especie de combatiente en la segunda, y corresponsal en España durante la Guerra Civil; sufrió depresiones y padeció  electroshocks. Ardía en su propio fuego, estaba dicho.

Hemingstein, como solía llamarse socarronamente a sí mismo, fue un viajero tan obstinado como lo fue su deseo de justicia y de libertad. Y, sobre todo, fue novelista y escritor. Es un verdadero monumento de las letras anglosajonas —ganador del Premio Pulitzer por El viejo y el mar y del Nóbel de Literatura en 1954— y un referente literario de todas las épocas.
Pero para él, saber cómo vivir también se refería a su relación con las mujeres, y esto lo llevó de abrazo en abrazo, de la idealización a la decepción… con todas ellas, a las que llamaba «hijas». Así lo muestran sus cuatro matrimonios y sus —al menos— otras dos relaciones amorosas profundas.
Agnes von Kurowsky

Una, con la norteamericana Agnes von Kurowsky, a quien deslumbró con su inteligencia, sus músculos, su desparpajo... y con la medalla al valor que le dio el gobierno italiano, por la descarga de metralla que recibió cuando intentó rescatar un soldado herido. Pero nuestro escritor tenía entonces apenas 19 años y Agnes, 30…y ella se casó con un galán napolitano.

Para la otra aventura, a sus 49 años, eligió en Venecia a Renata Ivancich, italiana, de 19, de cuya historia surgió su novela Al otro lado del río y entre los árboles. Antes de morir, él quiso cruzar las aguas y descansar entre el follaje. No le fue posible. 
Renata Ivancich

De espías y repollos
¿Tuvo Hemingway sólo otros dos amores apasionados, además de sus esposas… o fueron otros cuatro, o cinco? 
Vamos a la número «cuatro» (mencionadas, todas, fuera del orden cronológico).  Muy joven aún, le iba bien una mujer que era, ya, un mito: Mata Hari. Así lo recoge quien más tarde sería su biógrafo: «Nos contó a un grupo, bastante borracho, que ‘una noche la j... bien, aunque la encontré muy pesada de caderas y tenía más interés por lo que hicieras por ella que por lo que ella daba al hombre’». Pero la verdad era otra: Hemingway viajó a Europa por primera vez en el 1918 y Mata Hari había sido fusilada en 1917. El ensueño de Ernest había inventado una leyenda que todos creyeron.
La quinta. ¡Y que «quinta»! Él la llamaba «My little kraut» («Mi pequeño repollo») y ella lo apodaba «Mi querido papá». «Marlene, te quiero por encima de todas las cosas, y lo sabes endemoniadamente bien», le escribía Ernest desde Cuba. «Marlene» era Marlene Dietrich, el «Ángel azul», la actriz alemana que se opuso al nazismo a riesgo de su vida.  
¡Oh Marlene!

Se amaron con «ese» amor que puede tener cierto sostén de eternidad: el amor platónico, sin sexo. La pasión de esta, para la mayoría de los mortales, «extraña pareja», esa «pasión sin igual», según Hemingway, había empezado en 1934, cuando se conocieron. Pero el fervor amoroso creció y se mantuvo después, durante diez años: entre los 50 y los 60 del célebre autor. Se admiraron. Burlaron geografías, distancias y ansias de cuerpos enlazados. Se adoraron.
Así lo atestigua la colección de 31 cartas de amor del escritor a la actriz, donadas por Maria Riva, hija de la Dietrich, al museo John F. Kennedy de Boston.

La esposa, su amiga y las dos periodistas

Su libro Fiesta tiene esta dedicatoria: «A Hadley y a John Hadley Nicanor».  
En 1920 se casó con Elizabeth Hadley Richardson, cuando ella contaba 29 y él sólo 21. Ernest ganaba entonces 40 dólares mensuales pero Hadley paliaba la situación con sus 3.000 anuales por dividendos de acciones. El matrimonio se fue a París, etapa que está reflejada en Paris era una fiesta. Fue un tiempo dorado, donde nació John Hadley Nicanor, su primer hijo: «cuando éramos muy pobres y muy felices»… «Yo la quería —dice Ernest de su esposa— y no quería a nadie más».
 Elizabeth Hadley Richardson

Hasta que apareció la «amiga de la esposa». Y todo se acabó.
O empezó. Ahora con «la amiga», Pauline Pfeiffer, bellísima, con quien se casó cuando él tenía 29 años… sumido en remordimientos y en su propio dolor,  cuando su nueva esposa estuvo a punto de morir, en el parto de Patrick, el segundo hijo de Ernest.

 En 1936 estalló la guerra en España. Hemingway ya era rico y famoso, y vivía en una finca en Key West, en Florida, Estados Unidos. A su lado, Pauline y Patrick. Aun así, él quebró su paz para informar desde España sobre la Guerra Civil. Pero en su vida ya había otra periodista, a quien había conocido en un bar. Era Martha Gellhorn, también brillante y bella.    
Pauline Pfeiffer

   Fue el final del segundo matrimonio. En España, donde también recogió material para su futura novela (Por quién doblan las campanas), Ernest vivió con pasión su nuevo romance, que culminó en boda a los 41 años del escritor.  Con Martha se estableció en Cuba, pero su nueva vida sólo conoció soplos de dicha. Él anhelaba desesperadamente una hija, que Martha no le dio jamás; y la vida en común de la pareja —con disputas agrias y frecuentes— fue casi accidental, pues ella viajaba mucho, absorbida por el periodismo.
 Martha Gellhorn

 Por eso, cuando en 1945 Hemingway está otra vez en Europa mandando informes sobre la Guerra Mundial y conoce en Londres a Mary Welsh, también periodista, las condiciones son ideales para un nuevo romance. Tras el fin de la guerra, Ernest y Mary se casan, cuando él tenía 47 años.  ¿Fue Mary su último amor?
Veamos… Él buscaba el sentido de la vida... En Adiós A Las Armas Hemingway se retrata a sí mismo como Frederick Henry,
—rol que en el filme sobre el libro jugó Gary Gooper— un chofer de ambulancia en el frente italiano que se enamora de una hermosa enfermera, Catherine Barkley. La novela es en su mayor parte autobiográfica. ¿Acaso Catherine, su primer amor en la ficción, fue su único y gran amor?
Quizá. Porque —paradójicamente— él era un solitario y porque buscaba un amor ideal.
Mary Welsh

 «Lo único que quería saber era cómo vivir», había escrito en su primera obra importante, Fiesta, publicada a sus 27 años.
 ¿Lo había conseguido? Seguramente creyó que no.

El domingo 2 de julio de 1961 se levantó temprano en su casa de Ketchum, Idaho, último hogar del último matrimonio Hemingway, fue hasta el cuarto donde se guardaban las escopetas de caza, y allí cargó una de doble cañón. Se la puso en la frente. Apretó el gatillo.
El ruido del disparo despertó a Mary Welsh.




Cristina Castello, en revista Open (México), 10 de octubre de 2007

miércoles, 5 de agosto de 2015

Daniel Scioli es un arma cargada de ignorancia, por Cristina Castello

"No me gustó ese nivel de agresión, hablando del arma
que hay que ir a votar con un arma.
Tenemos que contribuir a mayor armonía"
.
"Con un arma

"Con un arma ". Dijo.
Lo dijo Daniel Scioli el primer sábado de este agosto, en el programa de la señora Mirtha Legrand. 
Se refería a ciertos giros del discurso que Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural había pronunciado un día antes: 
"Uno a uno, iban cayendo los guijarros de piedra en la urna de barro. 
Una a una caían las pequeñas piedras en el cántaro: 
Piedra blanca, consiento...  / Piedra negra, desapruebo..."
Así comenzaba el pregón, una pieza oratoria asombrosa.
Etchevehere dijo piedra, dijo blanca,  dijo negra   y César Vallejo sobrevoló sobre nosotros, como seguramente antes, había inspirado a Etchevehere ("Piedra Negra Sobre Una Piedra Blanca")      
Y entonces, en lugar de "piedra" escuché "alma";
y en lugar de "blanca" escuché "vida";
y la palabra "negra" me sonó a "muerte", según interpreta esas palabras, el
 diccionario de símbolos de Cirlot. Quizá Scioli no se enteró ni sabe de esto. Si no, seguramente y si conociera de travesías literarias, hubiera inventado para el orador otro círculo del infierno del Dante.
El discurso de Etchevehere, fue un llamado a vivir en Democracia y en República; una descripción de alto vuelo de la situación actual: una forma de "conmover la conciencia pública" (Antonin Artaud dixit); y estuvo poblado de palabras de poetas, a algunos de los cuales no nombró pero de quienes citó sus versos.
Mientras lo escuchaba -y luego, leía- creí estar en épocas  no tan lejanas, cuando todavía había argumentaciones porque había  aún algunos hombres elocuentes y cultivados
Citemos apenas dos casos, pero son muchos y habrá más si nos remontamos en el tiempo. Cómo olvidar  que escuchar al doctor Osvaldo Álvarez Guerrero, podía significar aprender, entre otros saberes y siempre con su gran modestia,  sobre "la selva espiritual de la creación estética"; que con Francisco de Durañona y Vedia, podíamos llegar a amar la ópera como jamás lo hubiéramos soñado... Hubo más talentos, créase o no. Bendita vida aunque hoy nos parezca maldita. 
Para una repetición literaria como figura retórica, Etchevehere eligió el verso "un arma cargada de futuro", de un poema del gran Gabriel Celaya.  Bastante después de haber reiterado con intensidad y ritmo poético "un arma cargada de futuro", dijo: En pocos días más la democracia pondrá en las manos de todos los argentinos una herramienta poderosa.
Un arma cargada de futuro.
Un arma cargada de esperanzas.
Un arma cargada de ilusiones.
Ese arma es... :
El Voto 

Y Scioli se espantó:
"No me gustó ese nivel de agresión, hablando del armaque hay que ir a votar con un arma", dijo en la mesa de Mirtha. 
Cosas vederes, Sancho, que non crederes... No era un arma como el arma que suicidó al fiscal Alberto Nisman, Gobernador. Era un "arma cargada de futuro". Sólo eso y tanto como eso.


La poesía es la más ultrajada de todas las artes; y, sin embargo, el poeta tiene o debería tener y Ser, el más alto grado de la conciencia humana
No pretendo que todos sean expertos, pero hay versos que son ya. y por Gracia, muy conocidos; y que para un aspirante a presidente, es una vergüenza desconocer. Bueno... si los desconoce, por lo menos deberá tener el buen criterio para comprender que "cargar de futuro" no es lo mismo que cargar el arma que suicida a un fiscal de la República.
"La poesía es un arma cargada de futuro"  (aquí, por Paco Ibáñez)
El voto deberá querer que el actual gobernador de la PBA no sea nuestro presidente; pero no sólo para terminar con el sino peronista de los vuelos a la estratósfera  o con la retahíla de groserías y vulgaridades con que nos avergüenza Madame Kirchner, esto es, con la prostitución del lenguaje,  de la cultura y de la vida. Sobre todo, en cambio, para ver si podemos construir un país . Para que dejemos de sufrir este resumidero de todas las miserias humanas que es el peronismo en el  poder.
A ver si un día rozamos la idea del valor social de la felicidad.

Otras horas felices,
matarán a estas horas doloridas
y las que hoy son heridas, 
se volverán mañana, cicatrices.
Auguró Etchevehere, con estos decires de Gregorio Marañón...
Sí, si sabemos votar
Si no, si bendecimos en las urnas lo mismo que nos maldice la vida, nuestro país seguirá siendo
como
... los días jueves, 
y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos... *
Gabriel Celaya

Cristina Castello, 5 de agosto de 2015
* César Vallejo






  

domingo, 8 de marzo de 2015

El huracán Cécilia (ex-Sarkozy) por Cristina Castello, corresponsal en París


¡Mamma Mia!

Cristina Castello 
Tenaz cazadora de hombres con poder, ricos y famosos, quiere ser libre. ¿Lo es, o tiene la libertad de un pájaro enjaulado en su ambición? Bella y refinada, sedienta de exhibirse y al mismo tiempo hambrienta de independencia. Encima de su metro setenta y ocho, ve la vida —¿la siente?— desde su mirada de fuego y hielo.  
Cuando en 1986 se casaba con el animador de televisión más célebre de Francia, cayó enamorada del alcalde de Neuilly-sur-Seine (París), quien celebraba el matrimonio. Menos de tres años más tarde, y con dos hijas, se divorció y quitó el marido a su amiga Marie-Dominique Culiol. La nueva pareja se casó también en Neuilly, en 1996.
Ella es Cécile Chouganov Albéniz, autobautizada Cécilia Ciganer Albéniz, cuando empezó a ser maniquí depasarelas paraSchiaparelli
Él, el entonces alcalde y esposo de la traicionada Marie Dominique, era Nicolas Sarkozy, hoy presidente de la France, país al que está conduciendo a la decadencia.
El showman abandonado era Jacques Martin, quien volvió a casarse... y cuya nueva esposa recibía a menudo las visitas de Sarko. Infidelidades todas ellas conocidas en Francia donde este mes justamente se conmemoran los cuarenta años del «Mayo francés».
Aquello que comenzó como una protesta estudiantil a la que luego adhirieron los trabajadores, es un hito, un latido, un extracto de utopía, y de luchas por ideales.
¿Qué tiene que ver con Cécilia (y con Sarko) ese intento del ’68 de cambiar la vida? Nada.
Hoy, mientras caminaba por las callecitas de París, particularmente por Saint Michel, Saint Germain-des-Prés, miraba los grafitis nuevos con las leyendas de entonces en los muros. «La imaginación al Poder», «Seamos realistas, pidamos lo imposible»... 
Ça ne vas pas, c’est grave (Esto no va, es grave), repetía, como tantos otros, el taxista que me traía de regreso. Pero...
Con Jacques Martin... aquel amor 
«Ustedes explotarán de confort…»
 ... era otro de los adagios—casi una profecía de aquellos estudiantes cuyas revueltas comenzaron Daniel Cohn-Bendit y Daniel Bensaid en Nanterre. Y Cécilia, pues de ella se trata, estallahoy de confort.
La Petite fourmi laborieuse (la hormiguita laboriosa) —como la llaman irónicamente muchos franceses— estalla de abundancia.
Y no tiene tregua en sus tareas.  
Sus referencias de trabajo empezaron a sus 17; cuando se fugó con el hijo del dueño de Fouquet’s de París, hotel que hoy cuesta entre 700 y 1900 euros por día y persona. El siguiente en su trayectoria fue Jean-Daniel Lorieux (fotógrafo del ex presidente Jacques Chirac), célebre, 20 años mayor que ella.
Luego el abogado y playboy Jean-Luc Chartier, el financista Nicolas Barre (hijo del ex primer ministro Raymond Barre)... y hay más. Hasta que por fin se casó, embarazada, el 10 de agosto de 1984, con Jacques Martin, el showman... ya estaba dicho.
Después fue Sarkozy, con quien vivió un romance ajeno a la habitual discreción francesa.
Pero en mayo de 2005, los problemas conyugales fueron evidentes: ella no estuvo con su esposo durante la campaña del referéndum sobre la Constitución europea. La revista Paris-Match exhibió orgullosa las fotos que muestran que la Bella se fue del hogar, con el millonario Richard Attias.  Y claro, al mismo tiempo que el presidente galo esperaba su regreso… se entretenía con otra mujer: la periodista Anne Fulda.
La entonces Primera Dama se había separado —de hecho— de su consorte: después de un viaje con Attias a Jordania, los amantes se instalaron en Nueva York.
Para Cécilia, un hombre es pasaporte para el otro. A Attias lo conoció cuando él estaba a cargo de la imagen de Sarkozy.
Hasta entonces, habían trascendido no pocos escándalos.
Se dice por ejemplo —y está escrito en el libro «La cara oculta de la ex -Primera Dama», de Denis Demonpion y Laurent Léger (La face cachée de l'ex-Première dame), que es seguidora de William Atkinson, un gurú de la Scientologie (Cienciología), algo parecido al espiritismo. Y que fue ella quien influyó sobre Sarkozy para hacerlo permeable a las sectas, lo cual escandalizó al país y alrededores; más aún cuando la pareja presidencial recibió al actor norteamericano Tom Cruise, adepto a ese grupo, en agosto de 2004.
Cécilia no es una mujer cultivada, sino una ignorante distinguida; pero abunda en agilidad mental para el poder, los hombres y los negocios. 


El amor es redondo

Y llegó 2006. Y la dama que dice tener un premio como pianista —que nunca pudo comprobarse y que fue desmentido por la prensa—, volvió con Sarko.
Para presentarse a las presidenciales, éste necesitaba la imagen de un matrimonio normal. Y según la mayoría de los franceses —y el sentido común—, el retorno de la guerrera fue sólo un negociado, con los ojos puestos en el triunfo en las elecciones.
Ella volvió, sí, pero hizo toda clase de desplantes. No votó en la segunda ronda de sufragios, y esa noche apareció en la elegantísimaPlace de la Concorde, en medio de los festejos, con un jean cualquiera, mal vestida, despeinada... una afrenta.
Más: dijo que no había nacido para Primera Dama; desairó a George W. Bush y a su esposa cuando faltó a la cita donde estaba especialmente invitada; iba y venía por todas partes... sola o acompañada por otros hombres hasta que... no soportó más.
«No soy feliz», dijo. Además, estaba harta de las infidelidades del marido, que él justificaba en las traiciones de su mujer.
 Misión cumplida, él ya era presidente. En octubre de 2007, Cécilia anunció oficialmente su divorcio. «Ya no pude salvar el matrimonio», dijo. 

Bueno... pero el amor es redondo. Salió de los brazos del amante Richard Attias, para influir fuertemente en la elección francesa; y, misión cumplida, volvió a él y se cobijó en su pecho. «Nunca había amado así; antes no había amado a ningún hombre», dijo, con la inocencia de una virgen. Se casaron en Nueva York el 23 de marzo, pomposamente.
El 2 de febrero, Sarkozy se había casado con la bella y altísima modelo Carla Bruni.  

 Boda: ¿Hueveras o guerra preventiva?
 La pareja Cécilia-Richard hizo una muy modesta lista de bodas: el regalo más caro era un edredón de plumas de 620 €; el resto: sábanas, toallas y vajilla, cucharitas de café de 44 €, vasos de whisky Baccarat de 157 euros. Y un juego de... ¡hueveras! de 35 €. ¿Transformarán su contenido en municiones de guerra?
 ¡Quien lo sabe! De hecho, el calificativo de modesta hace referencia al poder financiero del nuevo marido. Él es un alto ejecutivo delPublicist Events World en Nueva York y uno de los organizadores del foro de Davos, donde año a año se reúne el Poder mundial del neoliberalismo. Originario de Marruecos —nació en Fès también en noviembre, dos años antes que Cécilia—, nunca gestionó la nacionalidad francesa: vivió en su departamento de Ginebra y el resto del tiempo en Nueva York, donde por cierto no lo requisan en razón de su lugar de nacimiento... como a todo marroquí.  

La fiesta, con 150 invitados -con todos los gastos pagos por el novio- comenzó el viernes 23 de marzo con una cena en casa de At­tias en Greenwich (Connecticut). El sábado, todos ellos fueron con los novios a Broadway a ver un musical de homenaje al grupo Abbas.
«Mamma Mia», se llamaba el espectáculo, y en París reímos...¿Será un gesto de asombro hacia esta mujer que no tiene límites para sus ansias de Poder?, nos preguntábamos entre artistas y periodistas en Deux Magots. ¿No habrá ella extrañado la música de su bisabuelo, el célebre compositor de música clásica, Isaac Albéniz?
¿Habrá recordado que ésa fue la música que acompañó su entrada a L’Élysée (el palacio presidencial)?
Su madre, la española Teresita (Diane) Albéniz, era hija del embajador belga en Francia y nieta del músico; ella alentó en su hija ese amor por el Poder.
Lo cierto es que la fiesta siguió, en un restaurante del Rockefeller Center. La cena con salmón ahumado y otras delicias, millones de burbujas del mejor champagne, los hijos de los dos novios y un lujoBling Bling (ostentoso). Ella se vistió en Versace; muy a su pesar, la casa de alta costura dio a conocer después los detalles de la boda, lo cual causó un escándalo. Pero ya no había tiempo para otras elecciones, y ella lució aquel vestido, de color marfil.
Rebelde, imprevisible, transgresora; y él... a él también le gusta desobedecer: como Sarko, Richard Attias debió pagar una multa por conducir a altísima velocidad en Greenwich, cuando iban a despedir a sus invitados. Mano a mano hemos quedado, dice un tango.
Ahora la pareja vive en Nueva York, París, Mónaco y... el mundo.
 Nicolas Sarkozy y su nueva esposa, Carla Bruni Sarkozy, pasaron el fin de semana del casamiento de la ex en un palacio de Marrakech, prestado por el rey de Marruecos, Mohamed VI. Después volaron a Inglaterra, donde Carlita - como a él le gusta llamarla-deslumbró; con una foto de un desnudo suyo como modelo, tomada diez años antes, los diarios esperaron su llegada. Además Sarko no habla más que francés, de manera que Carlita fue su voz. 
Plenitud de vacío
 Un fantasma recorría el mundo en 1968: Vietnam, una guerra brutal como brutales son las guerras. En Francia, un pensador como Jean-Paul Sartre, que tenía una influencia decisiva, tomó partido por el «Mayo francés». El entonces presidente Charles De Gaulle —más allá de otros análisis— era un estadista, una personalidad, un hombre sólido. Cuando su ministro del Interior le propuso arrestar a Sartre, lo abofeteó: ¡Yo no voy a encarcelar a Voltaire!, dijo encolerizado.
Hoy, los mercaderes del mundo venden el destino del hombre.
Entonces, ¿el Huracán Cécilia o la Utopía del «Mayo francés»?
¡Mamma mia! 
Cecilia y su esposo actual, Richard Attias 

Cristina Castello - Publicado en revista "Open" (México) en agosto 2007