Lo llaman «Papá Mumin» por su parecido con un
corpulento personaje de la familia Moomins,
de cuentos y cómics escandinavos. Martti Ahtisaari recibirá la recompensa,
equivalente a 1.4 millones de dólares en coronas suecas, el próximo 10 de este
diciembre; y el 11 gozará de una fiesta que reunirá al Jet Set, en su honor. ¿No será hora de cuestionar este galardón, el Premio Nobel de la Paz ?
Los motivos abundan: también estuvo nominado Georges W. Bush, por ejemplo. Sí. El mismísimo, a quien gran parte de los estadounidenses quieren juzgar por crímenes contra la humanidad. ... justamente él, el adalid de la paz.
Los motivos abundan: también estuvo nominado Georges W. Bush, por ejemplo. Sí. El mismísimo, a quien gran parte de los estadounidenses quieren juzgar por crímenes contra la humanidad. ... justamente él, el adalid de la paz.
¿Y
qué tal si pensamos en Alfred Nobel, el padre del premio? Primero inventó la
dinamita y otros explosivos que sirvieron a fines militares: la balistita o
pólvora sin humo, por caso. Pobló a la humanidad de municiones, y con el rédito
de sus inventos colmó su vida: hizo una fortuna colosal. Pero antes de morir quiso lavar su culpa, y creó este y otros laureles que llevan su nombre: para
literatura, medicina, física y química. «Ahí anda el artesano del desprecio,
implorando el amor del despreciado» (Pablo Neruda).
Sin
embargo, el mundo acepta la curiosa expiación
de Alfred Nobel, y aplaude sus premios.
«Papá
Mumin» había dicho que le hubiera sido más fácil ganar la lotería que obtener
este reconocimiento. ¿Será que el ansiado Nobel de la Paz se juega a los dados que
tira el Poder, según convenga a sus designios?
De cualquier manera, nuestro premiado tiene méritos, aunque también...
Ya se verá.
Martti fue presidente de Finlandia entre el
’94 y el 2000 y acumula tres décadas consagradas a la mediación y resolución de
conflictos en el planeta. Como comisionado y enviado especial de la ONU , su logro mayor fue haber
supervisado la independencia de Namibia en 1990, causa por la cual luchó
durante trece años. Además, atesora como éxitos su tarea como mediador en la guerra entre la OTAN y Serbia —donde no lo
quieren ni un poquito—, y, muy especialmente, la supervisión del acuerdo de paz
en el prolongado conflicto en la región indonesia de Aceh.
Gracias a sus buenos oficios, lo firmaron las partes beligerantes el 15
de agosto de 2005 en Helsinki y con él como testigo.
Obama, Premio Nobel |
Sus ojos celestes nacieron en Viipuri, hoy
Viborg, ciudad de la ex Unión Soviética. Es curioso: si naciera ahora sería
ruso. Hijo
de un suboficial del ejército, sufrió desde los dos años —en 1939 era casi un
bebé— las consecuencias de la guerra entre la entonces URSS y Finlandia, que
terminó en el ’44. Después quiso ser maestro, se graduó en la Universidad de Oulu y
partió hacia el servicio militar obligatorio. Pero él no podía ser uno más. Entonces salió de allí, pero no como todos, sino con el grado de capitán. Siempre atento a los asuntos de comercio e
industria de los países llamados «en
vías de desarrollo», formó parte del Comité Asesor del gobierno finés.
«Papá Mumin» —gesto siempre adusto— es persona de costumbres simples. Cuando fue presidente por la socialdemocracia de su país, todo lo que tenía un tufillo ceremonioso le molestaba, y por eso y sin proponérselo, resultaba tan gracioso como su personaje de historieta. Provocó un pequeño escándalo en la prensa cuando se cayó dos veces al suelo durante recepciones oficiales y elegantes. No soportaba el frac, y los zapatos de charol le eran demasiado estrechos; el golpe era tan inevitable como lo fueron sus heridas en la nariz.
«Papá Mumin» —gesto siempre adusto— es persona de costumbres simples. Cuando fue presidente por la socialdemocracia de su país, todo lo que tenía un tufillo ceremonioso le molestaba, y por eso y sin proponérselo, resultaba tan gracioso como su personaje de historieta. Provocó un pequeño escándalo en la prensa cuando se cayó dos veces al suelo durante recepciones oficiales y elegantes. No soportaba el frac, y los zapatos de charol le eran demasiado estrechos; el golpe era tan inevitable como lo fueron sus heridas en la nariz.
«El hipopótamo», lo llaman también así, sonríe serio
y feliz... fiel a su estilo, a pesar de todo. Tiene humor y sigue enamorado. Se
casó con la historiadora Eeva Irmeli Hyvärinen en el ’68. Cuarenta años
de amor, que los hicieron recibir juntos la noticia de la lotería, del juego de dados, o el Premio Nobel de la Paz , según se vea.
El hijo de ambos, Marko, nació en 1969.
Altísimo ejecutivo empresarial de telefonía móvil y músico reconocido, papá Ahtisaari
lo educó en la Universidad
de Columbia, en los Estados Unidos de América.
Martti Ahtisaari, también un sello postal |
Curioso carnaval
En
enero de 2007, el hoy flamante premiado había presentado su plan de paz,
incluida una propuesta de «soberanía limitada», para Kosovo; y esa independencia
que ayudó a conseguir, lo
enorgullece, a pesar de las reticencias de países como España y Grecia; y del
rechazo por parte de Serbia, Rusia y Cuba. El embajador ruso ante la OTAN , Dimitri Rogosin, se
mostró francamente molesto por el Nobel para Ahtisaari y, como muchos otros,
interpretó que su plan para Kosovo no hizo más que perjudicar a Serbia.
De todos modos, «Papá Mumin» parece estar más allá de las críticas. A los 71 años se
regocija porque su rostro será inmortalizado en un sello de correos de
alrededor de un dólar, en moneda finesa, mientras espera la gran fiesta en
honor de su premio.
En
Oslo, la capital noruega, los ricos y famosos
—sobre todo los poderosos— le rendirán
homenaje durante una celebración que comenzará con un concierto y donde no
faltará ni el mayordomo de Batman. Precisamente, el presentador será Michael
Caine —quien desempeñó ese papel en el
reciente filme El caballero negro—,
junto a la actriz norteamericana Scarlett Johansson; y entre otras stars, desfilarán por el escenario Diana
Ross, la mexicana Julieta Venegas, la cantautora canadiense Leslie Feist y el
cantante de country Dierks Bentley.
Claro
que el día anterior Martti Ahtisaari habrá embolsado el dinero del premio que,
según ha dicho, le servirá para fortalecer la CMI , su ONG; se trata de la «Iniciativa para la Gestión de Conflictos»,
creada en el año 2000 para apoyar los esfuerzos de la comunidad internacional
para prevenir y resolver crisis de
seguridad en diversas áreas del mundo. Tal, la declaración de principios; pero
según el diario ruso «RBC Daily» esta empresa es un verdadero negocio que le reporta grandes
beneficios... ¿Qui sait?
Defensor
de la causa de Palestina y el Líbano, la posición de Ahtisaari con respecto a
Irak fue, en cambio, francamente paradójica. En 2003 encabezó un equipo que
evaluó las condiciones de seguridad para el personal de la ONU en Irak, tras la ocupación
anglo-norteamericana. En aquel momento, fue favorable a la invasión. No compró el argumento mentiroso de las
supuestas armas de destrucción masiva que dieron la excusa a Bush para atacar;
pero justificó su defensa en los crímenes y violaciones a los derechos humanos
cometidos por Saddam Hussein.
En
una palabra: el flamante Premio Nobel de la Paz invocó la defensa de la vida para apoyar la
muerte: los crímenes de lesa humanidad que cometerían los EEUU y su aliado británico.
Henry Kissinger, Nobel 1973 con el criminal Pinochet |
Desde 1901, fecha de la entrega de los primeros
premios del arrepentido creador de
explosivos de muerte, Alfred Nobel, la nómina de los ganadores es —por lo
menos— discutible. Es verdad que entre los premiados, muchos hicieron honor a
aquellas palabras de Erich Fromm según las cuales el corazón de hombre nunca
deja de ser humano. Albert Schweitzer, Linus Carl Pauling, Martin Luther King, la Madre Teresa de
Calcuta, y la latinoamericana Rigoberta Menchú.
Pero también, en una suerte de carnaval perverso, recibieron el galardón hombres cargados de sombra y muerte. Entre ellos, Theodore Roosevelt (no confundir con Franklin Delano Roosevelt), Henry Kissinger, Shimon Peres y Menachem Begin. Según Gabriel García Márquez, Begin —a quien con razón comparó a Adolf Hitler— debería haber merecido el «Premio Nobel de
Martti
Ahtisaari, la figura viviente de «Papá Mumin», se lleva el premio en momentos
en que el planeta padece más que nunca la mundialización de la miseria, la
violencia y el desamparo. El día de su fiesta, mientras El caballero negro se verá en todas las pantallas del mundo, brindará
con Michel Caine, el mayordomo de Batman, por su Nobel de la Paz. Y pues la crisis de la Tierra toda se acrecienta cada
día, palpitarán también con más fuerza, las palabras de Martin Luther King en
1963: «Tengo un sueño». La libertad, la justicia, la paz.
Cristina Castello, en revista "Open"-México, 2008
Cristina Castello, en revista "Open"-México, 2008