Cristina Castello, o «La Sed de poesía y de hermosura»
Con un frontispicio de Antonio Gamoneda
Un prefacio de Thiago de Mello
Traducción del español por Pedro Vianna
Edición de arte acompañada de una combustión de Christian Jaccard
Edición para todo público, ilustrada por reproducciones de pinturas sobre papel deOdette Beaudry.
Si tuviera que expresar en pocas palabras lo esencial de Orage, con mucho gusto citaría algunos versos del poeta brasileño Thiago De Mello, quien brindó a Cristina un espléndido prefacio, colocándola enseguida entre sus pares en la gran e intensa tradición de la lengua hispánica.
«…el mayor dolor
siempre fue y será siempre
no poder dar amor a quien se ama,
sabiendo que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor»
siempre fue y será siempre
no poder dar amor a quien se ama,
sabiendo que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor»
Extracto de «Los Estatutos del Hombre», de Thiago de Mello. Traducción del portugués: Pablo Neruda
y también este extracto de su poema « Iniciación del prisionero», en «Canto del amor armado», 1979:
«Amor es una alegría
que nadie sabe, libre y luminosa
como las lanzas de sol de la rebeldía,
que es amor, es brasa y de repente es rosa»
que nadie sabe, libre y luminosa
como las lanzas de sol de la rebeldía,
que es amor, es brasa y de repente es rosa»
Cristina, otra «pasajera considerable» hizo suya la fórmula decisiva y sumamente actual de Rimbaud: «También se ha de reinventar el amor». Y es lo que hace cotidianamente, sin fallar, sin desanimarse, enfrentándose con la desesperación y los inevitables golpes de la suerte con un Valor sin par.
Cristina escribe la Rebeldía inevitable, ese irreprimible movimiento del ser, donde se encuentra la única respuesta exorcizante plausible y eficiente para enfrentarse con las injusticias, la estupidez, el odio y la codicia que caracterizan al mundo humano devastador; mundo en el que todos nosotros –los locos de poesía- nos afanamos de manera más o menos desigual para SOBRE-VIVIR, sin negociar una onza de nuestra integridad y de nuestro fervor.
Escribir y vivir la poesía, sin la menor separación entre el decir y el hacer, ésa es su profesión de fe y «en un mundo donde», como dice Alain Badiou «cada uno sigue su propio interés, interés establecido en sistema, en modo de vida, escribir tendría que ser una entrega personal, un olvido de sí mismo». El poeta marsellés Gerald Neveu nos legó antes de acabar con su vida de lobo enjuto, acosado por la miseria, esta inagotable y maravillosa definición de la poesía, entre otras tantas posibles:
«La poesía es salir de sí para dejar que entren los demás»
Añadiré a todo esto un extracto de mi poema titulado «Exilio de la poesía» que me inspiraron directamente, en el sentido potente de la palabra, los poemas que había recibido por correo electrónico de la misma Cristina. En aquella época había entrado en contacto con ella para pedirle permiso de publicar uno de sus artículos en la revista en línea DANGER POÉSIE (PELIGRO POESÍA), e inmediatamente nos apreciamos y reconocimos. Me parece necesario precisar que cuando escribí ese poema (3 de septiembre de 2009), aún no había leído Orage/Tempestad. A continuación, el final de mi poema:
«¿No es la poesía el arte
De desanudar nudos de serpientes
Para encontrar el paso perdido de la eternidad?
Soledades se desposan
En las escansiones y los fragores del VERBO
Piedra de toque ardiente de las altas migraciones
La poesía eres tú mujer que su piel despierta
Mujer de dedos sanadores de aliento perfumado
Camino sobre nubes con una tempestad a mi lado
Tropiezo con las cimas me tambaleo entre los abismos
Cada estrella es un espejo mágico donde te reflejas
Donde me complazco IMAGINANDO las variedades de tu cara
Tu voz toma forma de poema
Para liberar todo lo que en nosotros hay que liberar
Te vuelves fiera a la hora de la acción
Exiges belleza para todos los desterrados»
Cristina nos entrega un libro Verdadero, esencial, escrito en carne viva, donde se expresa una pasión brillante y necesaria, tanto como es necesaria la poesía, esa pasión vital que ella domina hasta en los fulgores de las metáforas. Éste es un libro lírico, carnal y espiritual, bajo el triple lema de Ares, dios de la guerra, de Afrodita, diosa del Amor y de Orfeo, el compañero de iniciación de los poetas.
Para concluir no puedo menos que mencionar este dicho español que probablemente tiene un equivalente en todas las lenguas:
« Sin amor no se puede vivir » *
que no puedo menos que completar con:
« Sin poesía tampoco »*
André Chenet, 8 septiembre de 2009 (1)
Traducción del francés: Denise Peyroche
(1) Cuando André escribió este texto, no nos habíamos visto nunca. No nos conocíamos. Este texto y este poema suyo (un fragmento, aquí), son quizás el umbral del misterio. El de nuestro encuentro para la vida. (C. C.)
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* en español en el texto original
(1) Cuando André Chenet escribió este y otros textos sobre mi poesía -para su revista- no nos habíamos visto nunca, todavía. Hoy y desde el 17 de julio de 2010, soy su esposa.
Foto: Denis Garnier