miércoles, 11 de marzo de 2015

Crítica de «Orage /Tempestad», por Serge Maisonnier

Cristina Castello
Poeta y periodista nacida en Buenos Aires
poemas de Cristina Castello
con Combustiones de Christian Jacquard
Frontispicio de Antonio Gamoneda
Prefacio de Thiago de Mello
Traducido del español (Argentina)
por Pedro Vianna
Edición bilingüe

«L’orage es una lumbre inexorable» advierte Cristina Castello ya desde el primer poema de su nuevo libro. No es el frío glacial de este mes de enero 2010 lo que impide que esta llama brille también en los ojos, en la voz y las palabras de la autora en la casa de la América latina de París en que nos presenta la lectura de algunos de sus poemas, rodeada de sus amigos entre ellos André Chenet, como director de orquesta de esta soirée.


Dividiéndose la obra en tres partes, cada una bajo la égida de un dios como Ares, de una diosa, Afrodita, o del semidiós Orfeo, Jean-Pierre Faye, invitado de honor de la sesión, se entrega a un brillante ejercicio de erudición sobre la mitología para señalar el hilo conductor de esta poesía.   
El planeta es una niña ultrajada [...] junto a millones de dolores sin eco y en efecto Cristina nos recuerda que realmente obró Ares en su Argentina violentada por los generales asesinos;  pero la poeta sabe resistir cuando afirma «Yo puedo todavía abrir mis manos a mis Otros». 

Frente al horror económico o a la crueldad de los verdugos ofrece Cristina«un bouquet de arpegios que tatuará el porvenir» y no se trata aquí de un mero idealismo porque la autora, tanto periodista como poeta, es antes de todo una mujer de combate.

Pero Marte tiene los días contados, luego viene en el poemario el reinado de Afrodita que «exorciza nuestro arco iris extinguido». En él se trata de Venus, y en efecto Cristina nos quiere y nos brinda sus palabras y también sus gestos amistosos que, a lo largo de esta función, quisiera prodigar a todos los que vinieron a verla y escucharla.

Si la tempestad simboliza en la primera parte la danza macabra de este planeta bajo el imperio del horror sigue siendo la Tempestad cuna estremecida la que anuncia esta segunda parte que no falta de erotismo. Ya no hay orquídeas cavadas de ausencia y la poeta sabe que la carne siempre tiene algo que decir.
L’orage furtiva nos cancela súbito el desierto y esta tempestad es verdaderamente la de la pasión, a la que se aventurará en la tercera parte gracias al lirismo de Orfeo. Este trueno de viento que da vida al poema es la música, la lira que no es mudez sino la voz del alma.

Con esta tripartición se remata el tema y como lo dice Cristina Castello no queda sino escribir para inventar una segunda eternidad.

                                                                                Serge Maisonnier
                                               Traducción del francés: Denise Peyroche

Cristina Castello: «Orage/Tempestad», o los días bajo la tormenta, por Victor Varjac


Desde hace algunos días, va pasando de un sitio a otro, en mi escritorio, «ORAGE/TEMPESTAD» de Cristina Castello, periodista y poeta, miembro del PEN club francés, nacida en Buenos Aires, pero de cuyo corazón se apoderó París (mi ciudad).
         Este poemario cuyo prefacio escribió Thiago de Mello, traducido por Pedro Vianna, frontispicio de Antonio Gamoneda, ilustrado por reproducciones de la pintora Odette Beaudry, es un barril de pólvora con mecha de carne viva… ¡viva como «l'orage/la tempestad» que muerde el espacio, atormenta el horizonte, copula con el cielo y rasga con su sable sinuoso el cuerpo de las tinieblas!
         En cada página el Verbo embiste, cada página es un paisaje en equilibrio en las lindes de lo Extremo, una cumbre arborescente y una caída libre.
Hay «lugares» y «Escrituras» que deslumbran y transportan… La poesía de Cristina Castello forma parte de ese Manantial engendrado por los «dioses». Nos brinda imágenes que poseen la potencia de la novedad, al ardiente aliento del deseo y la rabia de vencer a la «bestia sin mirada» que habita lo Oscuro de cada uno de nuestros seres. Para Cristina no habrá descanso mientras la injusticia, la tortura, la mentira, la pobreza, la violación y la guerra puedan saciarse con Libertad, Fraternidad y Amor.
         No, esos «destroza-sueños» ya no gozarán de esta impunidad debida a la indiferencia y a la apatía de los hombres.
         Cristina vigila y abre -una por una- las cárceles en las que la dictadura, cualquiera que sea su forma, detiene, atormenta, amordaza la Felicidad y la Esperanza.
         Afortunadamente hay algo «Bueno» en este mundo y para ello poeta se pone en peligro. Para ello arriesga su vida en la barricada de los conflictos, para que el mañana conozca la sonrisa de «otro destino».
Cristina Castello es un «caballero de armadura de luz» que nunca duda si saltar a la palestra cuando está en peligro la Vida.
         Armada con un Verbo puro como cristal, resistente como «piedra de estrella», se mantiene en pie entre « jazmines y verdugos».
         Nada, no, nada resiste las metáforas nacidas del Amor y de la Libertad. El poeta es invencible cuando se convierte en lo que escribe, y Cristina encarna el Amor bajo todas sus formas, en plural y en singular, que se trate de una persona o de la humanidad toda.
         Señalemos que este poemario contiene tres capítulos:
         El primero lleva el nombre del dios de la guerra entre los griegos: ARES.
         El segundo, el de la diosa del amor: AFRODITA.
         El tercero el del músico poeta por antonomasia en la mitología griega: ORFEO.
         La guerra, el amor, la música y la poesía constituyen esta «carne viva»de la que hablé al principio de este artículo. Añadiré el color y el gesto con las ilustraciones que recogen, en el calor de su universo, lo invisible y el silencio acurrucado entre las palabras, en el umbral de las heridas donde nacen los «reinos».
         No nos equivoquemos, estamos frente a La Gran Poesía, la que obliga a retroceder a la jauría espantosa de los depredadores de la palabra y a los amantes de la mundialización; Gran Poesía que descuartiza la miseria y empuja al mundo, pasivo y fofo aún, en las fauces de la nada.
         El poeta debe combatir el Mal y sus espejismos, sus ardides y sus  ruindades.
         Con violencia, y Amor, este «ORAGE», desmedido, de «poemas oriflamas », permite a Cristina Castello inventar un Futuro, «nuestro Futuro» en el que cada hombre encontrará su armonía.
         Para los enamorados de los «Bellos Libros», señalamos la edición de arte, compuesta en Garamond cuerpo 12, por Anne Montemayor, que consta de DIEZ EJEMPLARES en estuches, numerados de I a X y acompañado cada uno por una combustión realizada con mecha lenta, OBRA ORIGINAL de Christian JACCARD.
         Cada obra está firmada en el colofón por la autora y el artista.
         Un libro maestro para leer y vivir sin moderación.

                                                                  Victor VARJAC, París 2009

Alborada 

Adiós — dice el dolor con voz descalza
Cansado de sufrir bebe su llanto
Sepulta entre hierbas sus recuerdos
Y súbita resurrección, no tiene rostro
No es sino un lienzo en acecho al óleo.

El amor solfea su cuerpo inexplorado
Y las magnolias de su piel son un jilguero.
Es invencible el dolor enamorado,
Ya no es tormento sino melodía
El amor rebautiza el mundo.

Buenos Aires, 20 de marzo de 2007

Poema de Cristina CASTELLO
En ORAGE/TEMPESTAD (PÁGINA 104)

Cristina CASTELLO
ORAGE/TEMPESTAD
Poemario bilingüe
Poesía
BOD
9 782810 615407
12€
SE VENDE EN TODAS LAS BUENAS LIBRERÍAS DE FRANCIA
Traducción del francés: Denise Peyroche