domingo, 15 de marzo de 2020

Isabel Sarli: memorias de una mujer fatal, por Cristina Castello


Coca Sarli, vestida sólo con su piel, reveló también y sin saberlo, las lacras de una sociedad misógina. Bajo su desnudez, una soledad infinita y un precio que pagó, para ser querida. Sólo en esta nota que le hice en 1996 para Viva/Clarín, lo dijo.
oooooooo  
Entre el principio y el fin de nuestra charla, Isabel  pega un estirón. Como si creciera de golpe. Acostumbrada al argumento –a la ficción- que ella misma construyó de su vida, al principio lo preserva para no desestructurarse; pero se defiende con  respeto y cariño  hacia mí.
El whisky y los sandwiches de miga que son ceremonia en todas sus entrevistas periodísticas, están ahí; pero esta vez, cuando vence sus resistencias, son una anécdota: le importa más tratar de saber de sí misma. Despacito, empieza a quitar sus cerrojos, porque está abriendo los ojos -de nuevo- a la vida.
 - ¿Está volviendo a nacer?
- ¿A usted le parece?... No, para mí la vida se terminó y sólo miro  por los ojos de mis muertos queridos: de mi mamá y de mi hombre, de Armando (Bo).
  - ¿Ellos la quisieron tanto como usted los amó?
- Mi mamá -a su manera- sí, pero la pobre vivió tan  atormentada por la muerte de mi hermanito… creo que ella hubiera preferido que muriera yo y no él. Y Armando me adoró, pero (con candor) yo lo  sigo queriendo  después de quince años de su muerte y, la verdad,  no sé si él seguiría queriéndome.
  - ¿Por qué no tuvieron hijos propios, con tanto amor?
- Porque a mí me hacía estremecer el dolor de las mujeres, en los partos que vi en el cine.
- ¿Fue sólo por eso?
- (Piensa largo, quiere ser sincera) Bueno, es que él decía, también... que no podía haber una sexy embarazada y que nuestros hijos eran las películas; y tenía razón, ¿no?....porque yo tenía que trabajar, trabajar y trabajar.
- ¿No la protegía?
- Sí, yo necesitaba afecto y él me decía: "mi amor, mi amor" y me trataba como a un chiche, pero nunca me mantuvo.
- ¿Usted lo protegía económicamente?
- Sí...yo lo protegía (habla amorosamente) porque cuando lo conocí él estaba en la bancarrota, y  muchos decían: "este pone a la mina en bolas y así gana plata". Pero, claro, porque yo fui  su producto, porque mis desnudos eran la base de sus películas; y él después les ponía un poco de sexo, música y paisaje: siempre el mismo cóctel, y así ganaba plata.  Pero bueno... él me cambió la vida y yo fui feliz, así que… ¡no me importaba!.
 - ¿No le importaba, o se sometía por amor?
-Y m'hija, yo requetetrabajé y requetesufrí, y filmé cuando tenía hepatitis y hasta con una picadura de un bagre, porque él quería que hiciéramos de a dos películas, juntas y yo... ¡yo no quería perderme ni  un día al lado suyo, y entonces, trabajaba, para poder estar con él!
 - Demasiado exigida, ¿no?
(Asombrada) Nunca lo pensé, pero...ahora me parece que sí.
 - ¿Cómo es que no tomó conciencia antes? 
- Cierto...¿no? Es que siempre me dijeron que todo era gracias a mi mamá y a Armando, y que  sin ellos  no podía hacer nada. Y yo me lo creí...y me atemoricé. Pero ahora que usted me hace pensar, me parece  que sufro de los bronquios, por los fríos que pasé por las películas; a veces me sacaban tan helada de los lagos de Bariloche (sin autocompasión) -en agosto y con bajo cero- que no podían ni abrirme la boca para ponerme coramina.
 -Fue la precursora del desnudo en Argentina, ¿eso la estimuló para seguir?
(Suave y convincente) No querida, lo que  me estimulaba era mi amor por Armando y -sobre todo- la plata: quería que mi mamá fuera una lady. Pero es cierto, yo sufría mucho mostrándome: si antes  ni siquiera había bailado, para no abrazarme con extraños; y no usaba pullovers de angora -y me encorvaba- para esconder el busto: me daba vergüenza. Además, en el primer desnudo Armando me engañó: me dijo que se me vería chiquitita como una hormiga. Vea...cuando descubrí la mentira me enojé tanto, que le rompí el escritorio de vidrio con un cenicero.
 - Fue inocente la primera vez, pero después  siguió desnudándose, ¿por qué?
- Porque él me decía que yo era "La Fragata", que siermpre tenía que ir para adelante y que yo iba a trabajar, aunque tuvieran que estaquearme los senos. "¿No te das cuenta de que de tus pechos come mucha gente?". Así me picaneaba y entonces yo seguía adelante.
 - La dominaba... 
- Totalmente, pero alguna vez pude sublevarme: en Brasil hasta le tiré un vaso de guaraná en la cara; y entonces él me dio un bife y salió corriendo por el morro.
 - ¿Con su mamá fue siempre sumisa? 
- Sí:  fui, soy y seré totalmente sometida a ella. 
- Los dos dependían de usted, ¿por qué se sometía?
- Para que me mimaran un poquito, pero...por favor, no me picanee usted también tanto, ¿eh? Venga: voy a mostrarle la piscina, aunque ahora la uso poco porque no puedo tomar sol (vamos, miro y veo algo que flota en el agua... )
 - ¿Por qué tiene allí un cocodrilo inflable? 
- Es que yo  soy selvática...si hasta mis sábanas tienen tigres...¿quiere que se las muestre? Pero también soy salvaje y siempre anduve descalza y buscando el pasto...igual que las vaquitas chacareras, (feliz)como me decía Armando. Me encantaba andar entre las ramas y toda  arañada.  
- Como en sus películas, ¡y cuántas fantasías provocaba!
- Ay, sí...(oculta la cara, pícara) siempre me acuerdo de un estreno en un pueblito de Venezuela. Los espectadores eran todos obreros, con sus cascos puestos y sucios de petróleo. Y yo entré con un vestido de encaje blanco -todo vaporoso- justo cuando aparecía desnuda en la pantalla(todavía asustada)¡Terminé metida en una letrina mugrienta, porque todos se me venían  encima… ¡si hasta he andado con guardaespaldas!
 -¿Le gustaba sentirse una sexymbol?
- No sé...(con vergüenza)  pero un día  me cansé de andar con el uniforme de Sarli, besando  a todos: a negros y a blancos, a barbudos y a no barbudos, a limpios y a sucios: ¡se me irritaban las mejillas, de tanto beso!
 - ¿Y ahora no extraña aquello? 
- No, porque tengo el cariño de la gente. Y porque estoy de vuelta: lo que más me gusta ahora es tomar una sopita caliente en la cama o  reírme con  "El Chavo" y "Garfield" en "Magic" (el canal infantil).  Ahí vivo un mundo de película como el que me contaba Haydeé Da Costa, una compañerita de la escuela: me daba tantos detalles de cada filme, que me parecía que los había visto.¿Vio?...le conté el único recuerdo de mi infancia.
 - ¿Cómo es que no recuerda nada más?
- Sí, sí, .me acuerdo de esto y de  que mi mamá  jamás me abrazó ni me besó, pero lo mismo era buena y yo la quería.
 - Es curioso que no recuerde, ¿la dañaron tanto, que prefiere olvidar? 
- Ay, ay, qué difícil que es esto, mire....ahí anda Moria Casán, ¿vio qué preciosa? (“Moria”es uno de sus gatos de Isabel)
- Le preguntaba si prefiere olvidar...
(Con cariño) ¡Queridita! Usted es peor que mi mamá y Armando juntos. Pero bueno,  está bien: en mi niñez todo era rigor y  disciplina; tanto, que una vez -después de darme una gran paliza- (herida) mi mamá ¡me tiró a mi gatito querido!...y todo  porque él había ensuciado la casa con las patitas sucias con  mi tinta roja.
 - Imagino su enojo...
- ¡No! No  me enojé porque -con tal de acatar a mi madre- preferí engañarme. Y  me inventé que  los gatos eran malos.
 - ¿Siempre armó una ficción, para soportar la realidad ? 
 - No, por ejemplo  cuando mamá me dio una paliza...¡tremenda m'hija, qué paliza! por mi primer desnudo, aguanté sin decir "ay". Porque ella tenía razón: yo no le había contado, así que era culpable y merecía el castigo. Además ella quería que dejara todo y le diera bolilla a Nicolás, un paraguayo gordo, bobo y casado.
 - ¿Qué le gustaba a ella de Nicolás?
-  ¡La billetera, querida!
- Perdón: ella le eligió un hombre por el dinero, luego la humilló por sus desnudos pero vivió de ellos, ¿era cómplice?
- ¡Y claro que fue cómplice!: Se construyó una mentira porque prefería no saber...la pobrecita.
 - Habla con la piedad del amor...
  - Y sí, porque mamá había sufrido... ¡tanta pobreza!, que ni para el cajón de mi hermanito tuvo plata(muy angustiada). Se le dio  la Municipalidad y ella fue  al cementerio en "La Chancha" (el colectivo dieciocho) , solita y con los únicos doce claveles que pudo comprar. Pobrecita...ella "era"   la pobreza.
 -  Pero usted también la sufrió...
(Convencida) No, por   lo único que la sufrí fue porque no podía comprar lápices de colores. Pero en lo demás no: tenía guardapolvos que mamá me hacía con sábanas y siempre tenía cuadernos "Rivadavia", porque escribía con letra chiquitita para que me duraran; y  nunca me faltó comida. Y...¿para qué más?, si de nena el "deber" era todo para mí.
 - ¿Era feliz así?
- No recuerdo haber sido feliz, ni haber sido desgraciada.
 - ¿Tejió sueños y se metió en ese mundo?
- No, mi único sueño fue ser secretaria: para  ganar mucha plata y que mi mamá no  luchara por el pan. En eso empeñé mi vida y lo conseguí, trabajando duro desde los quince años.
 - Es extraño, recuerda cómo caló la pobreza en su mamá y no en usted: como si no hubiera sufrido. 
- Puede ser, pero gracias a eso mi mamá no trabajó nunca más. Apenas gané unos pesos, alquilé un departamento  y al poco tiempo -con lo que cobraba haciendo fotos-  compré uno en la calle Vidt. Entonces (con alegría) el mundo empezó a ser cómodo para ella.  Y yo fui feliz.
 - ¿Y fue feliz en otros momentos de su vida?
 -Sí...en los viajes por el mundo, con Armando. Y cuando íbamos a los frigoríficos de Mataderos y me regalaba salames y mortadelas  -adoro los fiambres- o cuando me mandaba bolsas de papas: para mí eran mejores que un brillante.
- ¿Su marido, antes, le había hecho regalos?
- No,  (firme pero suave, para no herir) no quiero hablar de eso querida...¿quiere un sandwichito?
 - ¿La boda fue el único acto de rebeldía hacia su mamá?
- Ay, ay, ay... ¿y si se toma otro traguito de whisky y no me hace más preguntas como estas? Está bien(resignada), se lo digo: me casé para ser más libre y más dueña de mí misma, pero no pude; vivimos con mi mamá en el departamento de Vidt y ella siguió mandando, incluso a él.
- ¿Usted estaba enamorada?
- (Contesta por cortesía, pero incómoda) No, pero le tenía cariño porque era bueno y buen mozo, aunque... después vi en una foto que había engordado. En fin, duramos menos de un año juntos y  nuestro matrimonio fue nada más que de jugar  tenis, comer afuera y -como dijo Libertad Leblanc- de fifar alguna vez. ¿Vio?, le conté (cariñosa)¿está contenta, queridita?
 - ¿Fue su primer hombre?
(Muy colorada) Sí, porque antes daban una medalla al mérito por ser virgen. Pero de sexo no  hablo ni con Juanita Martínez, porque hasta me daría escozor decir "orgasmo".
 - Pero acaba de decirlo...
- Sí, (sonríe, entre avergonzada y contenta) a lo mejor estoy empezando a ser más libre. Es que me ha costado mucho...¿sabe?, porque mamá me educó para que odiara a los hombres, porque decía que todos eran unos sinvergüenzas. Y yo la comprendo, porque cuando yo tenía seis años "el hombre" se le evaporó y la dejó sola, con mi hermanito y conmigo.
- ¿Y usted extrañó al "hombre": a su papá?
 No, porque no se puede extrañar lo que uno no conoció.
 -Su papá  dijo que -de acuerdo con su mamá- él se fue a Montevideo para buscar trabajo y...
- No, no, quiero  escuchar: sólo me interesa lo que me contó mi mamá.
 - Según él, ustedes se fueron a Avellaneda y después usted quedó con su abuela paterna en Concordia...
- Ah, pero yo pongo oídos sordos a todo eso. Y no le encuentro justificación,  porque crecí con otra idea  y quiero mantenerla.
 - A ver: ¿usted estuvo en Avellaneda y  en Concordia?
- Sí, me fui a vivir a una pieza en Avellaneda con mi mamá. Y después, no sé si estuve en Concordia con la madre de él pero...puede ser porque les tengo miedo a los payasos.
- No entiendo...
- Claro, porque mi abuela Margarita -que era bravísima- vivía sobre la calle Entre Ríos, en Concordia y por allí pasaban corsos. Entonces  yo escuchaba un horrible tintineo de cascabeles, (lo cuenta como una pesadilla) y me asomaba y veía a aquellos horribles payasos.
 - Borró todo de la mente pero los payasos son testigos de su memoria…
- Sí...y también   las magnolias foscatas. Porque yo todos los domingos robaba alguna (de nuevo como si fuera una pesadilla), para huír del  horror que me causaba el cementerio. Porque ahí me llevaba mi abuela  -vestida de negro y con crespón- sin que le importara que yo estuviera aterrorizada.
 - ¿Todo era terrible con con su abuela?
- No (se ríe), porque  lo lindo era cuando me mandaban a comprar salame cortado a cuchillo y yo me lo comía en el camino.
 - Los payasos, las magnolias y los salames, dan la razón a su papá...
- Sí, pero  mi mamá me dijo que él estaba muerto y mi abuela Margarita no me dijo que estuviera vivo. Así que...¡vaya a saber si él fue un desgraciado, o si mi madre sufrió porque lo quería! Pero a mí lo único que me importa es que -cuando mi hermanito murió- él no apareció. 
 - Según él, fue porque quien desapareció fue su mamá y -para colmo- el tuvo hemiplejía después...
- Bueno, pero yo me quedo con lo que me contó mi madre, aún sin saber si es cierto. Por eso cuando él fue a verme al teatro  dije que no atendía a haches de pé, ni lo atendí por teléfono y le devolví -sin leer- una carta que me mandó. Y además...me enojé mucho cuando Sofía Loren perdonó al padre, en una historia similar: yo lo odio y moriré odiándolo.  

- ¿Alimenta el odio, interiormente, sólo para sostener "su" historia oficial?
- Sí, porque yo perdono a cualquiera pero no a él. Y me emperré en esto para no traicionar a mi madre. La pobrecita (se dulcifica) a pesar de que no quería a Armando, decía: "al final el único que nos cuida es el Viejo (Bo)". ¿Y sabe por qué? Porque él,  le compraba masitas y le había regalado un perrito.
 - Bo era un seductor…
- Sí, muy bla-bla,  siempre alegre y hermoso: alto, atlético y con  ojos azules...¡y cuando se ponía un sobretodo beige, yo me moría! (Muy conmovida) ¿Sabe m'hija cómo lo quise? Lo quise atrozmente. Por eso cuando él murió, no me tiré al pozo porque pensé en mis chicos (su hijo adoptivo y su ahijada) y en mis animalitos; pero yo parecía un jubilado que -de golpe- no sabía qué hacer con la vida.
 - ¿Los halagos que recibió, la ayudaron a recordar? Hasta Perón, presidente,  la recibió...
- Sí, (todavía sorprendida) cuando fui Miss Argentina, me dijo que yo era más importante que todos los embajadores de la paz. Pero yo no me consolé recordando aquello, ni nada: elegí quedarme con los recuerdos de mi mamá y de Armando.
 - De las dos personas que la dominaron...
- Es verdad...y a lo mejor yo -por dentro- era más libre que ellos, pero me dejé  someter para que me quisieran. Bueno, pero ahora a las decisiones las tomo yo (parece otra "Coca", ¿está renaciendo?), porque no están ellos para darme órdenes.
  - Tal vez ahora puede enamorarse y casarse.
- No, no sé por qué hay que enamorarse y encima casarse, para ser feliz.
 -Quizá para no sufrir por ser "la otra" de un casado...
- No, no. Yo no fui "la otra", yo fui la preferida; y  en vida de mamá no me casé -como él quiso- porque ella se opuso y después, porque nos habíamos acostumbrado así. Además, Teresa -la esposa- nunca se metió, así que  el nuestro fue un matrimonio pour la galerie.
 - ¿Cuándo conoció usted a Teresa?
(Refunfuña) No quiero hablar de eso. Pero bueno, total... ya le dije tantas cosas a usted. La conocí en la casa de ellos  cuando leímos el libro de nuestra primera película, pero yo me sentía culpable  así que  nunca más fui,  aunque ella no parecía sentir celos. Y cuando Armando agonizaba, yo volví a la casa: murió  en mis brazos y con ella en el cuarto de al lado; después murió ella y ahora están los dos en la misma bóveda y yo...siempre le pongo alguna florcita a Teresa:  era muy buena.
- Sigue el triángulo, después de la muerte, pero amigable...
 - No, al triángulo lo deshizo la muerte. Pero...(suave) ¡mire las cosas que me hace decir con la picana de sus preguntas! 
- Coca, la picana es  tortura: con eso no se juega.
- Sí, tiene razón pero yo lo digo con inocencia. Bueno...para que no se ofenda (con voz de secreto) le cuento algo muy íntimo: cuando empecé a verme con él  íbamos a  L'hirondelle y  a otras boites de El Bajo; y nos gustaban los boleros de Pedro Vargas y de  Elvira Ríos. Fíjese... (divertida) ahora los chicos bailan "Cachete, pechito y ombligo" y van a hoteles alojamiento. Yo nunca fui, salvo para la película que acabo de filmar....¿Se da cuenta? Volví a trabajar, después de dieciséis años. 
- Retomó su costumbre de salir adelante...
- Sí, porque con tantas muertes y con el tumor cerebral que tuve,  quedé  paralizada y en un pozo depresivo.  
- ¿Se cerró a la vida?
- Sí, y mi casa fue otra vez mi refugio. Lo fue primero, cuando me la compré para tener mi propia piscina, porque ya no podía nadar en Gimnasia y Esgrima: las señoras me reprochaban los desnudos; y después, cuando caí en la depresión me encerré porque no  conocía otra forma de vida: me convertí en una carmelita. Por eso me hizo bien salir todos los días a trabajar, para esta película, y quisiera seguir filmando: eso me cura.
 - ¿Qué hace ahora  todos los días?
- Desayuno con mis bichitos,  estoy con los chicos  y reviso mis recuerdos. Venga, que le muestro (saca algo de una cajita, entusiasmada y como si exhibiera algo sagrado) .... ¿Ve? este es el  puchito del último cigarro que fumó Armando en casa.
 - Perdón, ¿esta es una casa o un museo?
(Sonríe, indulgente) ¿Y qué quiere que haga m'hija? ¡Vea cómo me mira Armando  desde esa foto!(señala una, de la multitud de fotos de él que hay en la casa).
 - ¿Pensó a fondo alguna vez, si fue  feliz con él?
- No, nunca lo pensé, ni quiero hacerlo.
-A ver, tratemos, piense, Coca...
- Es que si me pongo a pensar...(parece desnuda, pero por dentro) voy a pasar por ahí (por donde está esa foto) y le voy a decir: "Armando, andate a la repé que te repé".
 - ¿No es más fácil sacar las fotos?
(Dócil) Si, la verdad... y los otros ven más que yo. También (Jorge) Barreiro me dijo que me fuera de esta casa, pero...hace treinta y cinco años que estoy acá y hay tantos recuerdos.
 - Los recuerdos pueden ser una excusa para no vivir, pero  la vida fluye…
- Si...¿verdad? (se la siente con ganas de vivir) Y bueno...antes iba todos los días al cementerio y ahora le escapo: ya es algo. ¿le parece que es algo, querida?
 - ¿Ve? Se atrevió...
- Y sí, porque es muy triste, porque hay mucho gato y a veces los hacen matar y yo sufro mucho. Y también porque en la bóveda hay mucho cajón, mucho: (impresionada) cajón arriba, cajón abajo, al costado....todo lleno de muertos.
 - Como de muerto son esos sacos de Armando que tiene colgados acá, en el perchero, ¿de tanto ser su mujer, se quedó pegada a ese rol?
- No, no, (parece otra) ahora estoy despegada porque los muertos no vuelven, mi querida. Y él está muerto para siempre.
 - ¿Y usted se está asomando a la vida de nuevo?
- Es verdad, ¿no? (con timidez) Ahora sé que no fui desgraciada, pero que toda la vida fui manejada y que siempre miré por los ojos de mi mamá y de Armando.
 -  ¿Ahora mira por sus ojos?
- Sí, ahora mando yo, (cada vez se apasiona más) y tengo ganas de vivir y  puedo llevarme el mundo por delante.
- Ya anda gateando por la vida…
- ¡Sí! ¿Será esto volver a nacer?

**Cristina Castello. Publicado en “Viva”/Clarín, 05-05-96 

IDENTIKIT
 - Nació el 9 de julio de 1935 en Concordia (Entre Ríos); sus padres la anotaron en
como Hilda Isabel Gorrindo.
-  Cuando Isabel tenía dos años, nació su hermanito, Antonio, quien murió de broncopulmonía a los seis, .
- Cuando sus padres –que nunca habían estado casados- se separaron, la madre,  María Elena se instaló con su hija en  Buenos Aires y fue ama de llaves en la casa de Amancio Alcorta.
- Isabel hizo hasta el segundo año comercial en la escuela Rafael de la Vega, de la calle Coronel Díaz; después estudió taquigrafía, dactilografía e inglés: y a los 15 empezó a trabajar a los quince años: pagaba las cuentas de Amancio Alcorta y escribía -gracias a su buena caligrafía- cartas a estancias; después trabajó como secretaria y desde entonces su madre se quedó en la casa para siempre: Coca la mantenía. Después fue modelo de jabón Lux y de otros productos y en 1995 fue Miss Argentina.
- Como modelo publicitaria ganó mucho dinero: en 1956 obtuvo un premio, como la modelo más fotografiada; y compró su primer departamento, en la calle Vidt.
- Enseguida se casó con Ralph Jürgen Heinlen, de quien se separó al poco tiempo.
- Después se mudó a Martínez, donde vive desde hace treinta y cinco años.
- El 9 de junio de 1956 conoció a Armando Bo. El era cuarentón y estaba casado con Teresa Machinandiarena, con quien tenía tres hijos: Víctor, María Inés y María Jesús. El jamás se separó de su esposa; la relación Bo-Sarli duró hasta la muerte de él.
- En 1957 filmó ·El trueno entre las hojas”, dirigida por Bo, su primera película que significó -también- su primer desnudo.; y hasta 1981  filmó veintinueve películas, sólo dos de las cuales no fueron dirigidas por Bo: "Setenta veces siete", de Leopoldo Torre Nilsson y "La diosa virgen", con la dirección de Dirk de Villers (en Sudáfrica, hablada en inglés).
- El 28 de diciembre de 1978 murió María Elena Sarli; - El 8 de octubre de 1981 murió Armando Bo.
- Tiene un hijo adoptivo: Martín Gorrindo Sarli y una ahijada: María Isabel Barboza.     

Radiografía de un mito
 - Cuando compitió por Miss Universo, en la primera ceremonia tenía que entregar al alcalde un poncho, como obsequio. La vistieron como coya -sandalias, sombrero y trenzas- y aún recuerda cuán ridícula se sintió.
- Armando no le escribía cartas de amor. Sólo le escribió cuando ella filmaba con Paco Rabal y después, con un actor brasileño buen mozo: tenía celos; por seguir con Bo, no trabajó en "Los cañones de Navarone" en el papel que le habían ofrecido y que, finalmente, hizo Irene Papas.
- Viajó con Armando Bo por casi todo el mundo: "¿Recorrer los museos en Italia? ¡No! Nosotros íbamos a comer pizza y funghi".
- Tuvo dos caballos de carrera, que Bo le regaló; y cada vez que iba al Hipódromo, el revuelo era infernal.
- Para hacer cada uno de sus desnudos, tomaba un whisky antes: las escenas de sexo le resultaban demasiado violentas.
- Las manos que la acariciaban en las películas eran -casi siempre- las de Armando Bo, aunque él no fuera el actor; cuando tuvo que hacer escenas eróticas con Víctor Bo, a los dos les daba mucha risa.
- Asegura que  con Bo, se divertían mucho: por ejemplo, hacían torneos para ver quién tomaba más minestrón.
- Tiene un costado de mujer brava. Ejemplos:
* quiso romper los vidrios de terapia intensiva, cuando no la dejaban entrar para estar con su mamá.
* Dio un cachetazo al sacerdote Daniel Zaffaroni en plena fiesta de la farándula, cuando él le reprochó sus escotes; otro cachetazo recibió un actor mejicano cuando le dio un beso "en serio" en cámara.
- Su escote nspiró a Vicente Rubino el famoso "indifundiyeguen", que popularizó en "La tuerca".
- En el cajón de Armando, ella puso una foto de ella con dos de sus perritos, un mechón de su pelo y un ramito de rosas rococó.  Cristina Castello 
                                                       

sábado, 14 de marzo de 2020

«Irak es Vietnam», por Cristina Castello


Œuvre de Zdravko Ducmelic
«LA VIDA TIENE LA PALABRA»
Por Cristina Castello

Irak, antes, parecía una leyenda, un lugar oscuro y misterioso, un espacio rico en vestigios de relatos. / La patria nos parecía un enigma antiguo, un paisaje nacido de la arcilla, hecho de adobes y arroyos de cúpulas doradas. Irak antes de las guerras, era un lugar en pleno vuelo. Parecía un lugar de los milagros.
Jabbar Yassin Hussin

Irak es hoy el Vietnam del siglo XXI. Kim Phuc, aquella niña de nueve años que el 8 de junio del ’72 corría desnuda y en llamas
—bombardeada con napalm—, es una alegoría de aquel horror. El fotógrafo Nick Ut perpetuó su imagen en el poblado de Trang Ban, y luego la llevó al hospital. Zahra, de Bagdad, tenía un año más que Kim y ninguna foto para la inmortalidad. Sufrió un atentado con bombas y su cuerpo se incendió. Kim, 1972, Vietnam; Zahra, 2007, Irak. Kim y Zahra son un surco, una huella, un eco, una memoria de la vejación; son un testimonio entre millones de que el aullido de la guerra persiste en un mundo que, sin embargo y por gracia, defiende con sus sueños el derecho de soñar.

«Podemos llevar la paz a Irak» [sic], dijo George W. Bush y la paz hizo estallar cerca de un millón de mártires. Su gula de Poder no apuntaba a asesinar las sombras sino el amanecer: Irak fue el alba, el primer susurro de la civilización. Allí nacieron la primera democracia, el arpa Real y la flauta de caña del pueblo; el calendario, la escritura y mucho más. Y esa cuna de la cultura suma hoy a sus cerca de un millón de muertos, millones de mutilados, huérfanos, o prisioneros. Es la consecuencia de la ocupación llamada guerra.

De Irak son los primeros poemas épicos, como «Gilgamesh» o «La creación». Allí y en la península de Arabia se festejaba el nacimiento de los poetas, como se celebra la sonrisa de Dios; sus hombres y mujeres huelen a almizcle y sus ojos miran hondo y color dátil, como el fruto del árbol nacional.
Aunque el ataque a Irak estaba planeado y firmado desde el noveno mes del 2000, fue al día siguiente del 11 de septiembre del ‘01 que el gobierno del Norte lo decidió. Lo acusó de tener armas de destrucción masiva y lo embistió en 2003; y aunque está demostrado que esas armas no existían, nada le importa al invasor. Del mismo modo, antes del apresamiento de Saddam Hussein, el secretario de Defensa norteamericano profirió un disparate similar: «Nosotros no lo hemos encontrado [a S.H.], pero nadie se atrevería a decir que él nunca existió», dijo Donald Rumsfeld. ¡Vaya argumento y vaya humor! Humor que se fundamenta en la ética de este Donald que no es el de Walt Disney... ¡qué dolor!: «La gente libre es libre de cometer fechorías», arguyó. Sí, la gente puede perpetrar cualquier alevosía. si la gente es el Poder.

La geografía de Irak —atravesada de norte a sur por los ríos Tigris y Éufrates— responde al significado de su nombre, cuya traducción al castellano significa literalmente «borde del agua». Sus valles, estepas, montañas y desiertos deberían cobijar a los miles de poetas que su cielo engendró y cuyo verbo alumbra el mundo. Sin embargo, la mayoría debió exiliarse: la palabra poética puede ser una fechoría imperdonable.

Irak —con las reservas de petróleo más importantes del mundo, después de Arabia Saudita— resultaba un manjar para el hambriento Bush. Es, además, un sitio estratégico para controlar el Medio Oriente, Irán y Afganistán; y para limitar cualquier posible acceso de Rusia en Asia Central. Pueblo estoico, doliente, siempre agredido, cultivado. Las bombas  tañen un réquiem en la misma tierra milenaria y al mismo tiempo que resuenan las primeras notas de los instrumentos musicales milenarios de la humanidad. Y también por doquier se escucha el Maqâm de Bagdad; ese concierto de cítaras, violines, tamboriles y poesía, de una magia impensable en Occidente y cuyo deleite nunca será tal para el invasor.
Œuvre de Zdravko Ducmelic


Horizontes fugitivos
Soy como la noche: callada, profunda, horizonte
Soy como las estrellas: incertidumbre, lejanía, destello.
(Nazik Al Malaika)

El argumento de la «guerra preventiva» —que todo horror justifica— es ilegítimo e inmoral, según el historiador norteamericano Arthur Meier Schlesinger, Jr., y tantas otras voces; e ilegítimo e inmoral consideraron los EEUU el ataque preventivo de Japón contra Pearl Harbor, el 7 de diciembre del ’41. Comprensible: la paz debe ser sólo para ellos. Hoy, el gobierno del Norte es un régimen de ocupación y —a pesar de que atraviesa una de las peores crisis de su historia— sigue su huida hacia adelante. Como un animal en celo, su siembra de muerte le pide más y más; como si su meta fuera un horizonte fugitivo, que exige cada vez más sangre para ser alcanzada.

Frente a la guerra en Irak, como en todos los casos, la mayoría de los norteamericanos se mostraron casi como militaristas y chauvinistas, gracias al engaño de las armas de destrucción masiva que su Gobierno había inventado. Hoy, a cinco años de su comienzo, también muchos norteamericanos la sienten como una pesadilla. «Irak es el nuevo Vietnam», empieza a propagarse cada vez más en el país de los Oscar, las hamburger y la gaseosa multinacional.

Vietnam, aquella otra guerra bestial, fue uno de los gérmenes que hizo brotar el Mayo Francés, al que se sumaron millones de jóvenes y pueblos de los cinco continentes, ansiosos de libertad.

¿Despertará la ciudadanía norteamericana, cuando el supremo conciba una nueva mentira? ¿Cuántos pueden mantener la lucidez en medio del caos, la pobreza creciente del Gigante, los embustes de la prensa, y el desamparo ante la intemperie? Todos juntos y solos en un Imperio que parece resbalar hacia el final de un abismo que no deja ver su final; el Estado de Bienestar empieza a surgir ante sus ojos como un horizonte fugitivo... otro más. Los memoriosos recuerdan aquel adagio según el cual «la primera víctima de la guerra es la verdad». Palabras que en 1917 pronunció Hiram Warren Johnson, entonces parlamentario de los USA: hoy sería acusado de «terrorista» por el presidente actual.

Los iraquíes, por su parte, sacrificados en su patria o en el exilio, recuerdan su ilusión de un futuro donde brillaba una aureola luminosa. Soñaban un país donde los bosques formaran un cinturón verde que abrazara las ciudades e impidiera el avance del desierto. Soñaban, creían, creaban: Irak era un país de avanzada. Cada día se inventaba una palabra, se abría un museo, había una biblioteca nueva; cada día más esculturas poblaban las plazas y los parques, y más universidades se ofrecían al saber. Pero la paz fue siempre sólo una tregua entre dos violencias, entre dos guerras; un edén entre dos infiernos.


La cultura es peligrosa:
¡Carguen, apunten, fuego!


[Un festival] con gente cantando y bailando en las calles, /los músicos tocan liras y tambores/ y hermosas sacerdotisas esperan frente al templo de Ishtar (Gilgamesh)

La poesía era un estilo de vida en Irak. Hoy, dispersos por el mundo, sus poetas sufren porque el pensamiento único los muestra —más que a todo su pueblo— como el eje del mal. Como una amenaza.
Y claro que lo son. Creo, con Rimbaud, que «la poesía no es prosa rimada y gloria de innumerables generaciones de idiotas». Es un llamado a la conciencia profunda, un susurro con potencia de grito. Al Hallaj fue crucificado en Bagdad hace quinientos años, porque su poesía alumbraba (alumbra). Federico García Lorca, Robert Desnos, Paul Celan, Paul Éluard, Juan de Yepes —hoy San Juan de la Cruz—, Nazim Hikmet, Ovidio, César Vallejo, y tantos más, fueron asesinados, recluidos en campos de concentración, o estuvieron exiliados, por el pecado de la palabra. Por iluminar. Por eso el Poder la encierra en mazmorras o —en el mejor de los casos— la censura, pero... «¿quién encierra una sonrisa, quien amuralla una voz?» (Miguel Hernández).

Irak es poderoso en poetas. Después de Sapho de Lesbos (siglo VI antes de Cristo), la primera poeta del mundo es la iraquí Angiduana (siglo III AC) y se considera a la también iraquí Nazik Al-Malaika la iniciadora de la poesía árabe moderna. Además, y más allá de las religiones, ¿no es el «Corán» una obra cumbre de poesía? «Aunque los humanos y los genios se reunieran para producir algo semejante a este Corán, jamás harían nada parecido, aunque se ayudasen mutuamente» (Corán 17:88).

Los libros, la cultura... el arte, son terroristas, para los tiranos. Sí. El 2 de febrero de 2007 los diarios del mundo titularon: «Estados Unidos bombardea la biblioteca de Bagdad». Hombres exiliados en su propio infierno, en la noche de los tiempos ya habían cometido estas barbaries. Baste recordar que Fray Diego Cisneros quemó los libros de los musulmanes en Granada; o que el Corán en árabe —en la edición de Paganini de 1537— fue destruido por orden de uno de los papas más cultos de su tiempo. ¿O acaso Fray Juan de Zumárraga, creador de la primera biblioteca de México, no quemó los códices de los mayas en l530?

En la destrucción de la Biblioteca de Bagdad hubo más de un millón de libros asesinados, objetos antiquísimos sustraídos o destrozados, y mil intelectuales iraquíes ejecutados. Aquella fue la cena, opípara. Antes, había sido el tentempié: habían saqueado y quemado el Museo Arqueológico de Bagdad. En «Historia universal de la destrucción de libros», Fernando Báez, doctor en Bibliotecología, asegura —y hay pruebas en poder de la ONU y de otros organismos internacionales— que el responsable de tal salvajismo fue el gobierno de Bush. Borrar la memoria, de eso se trataba —se trata.

Desaparecieron ediciones antiguas de «Las mil y una noches», de los «Tratados matemáticos de Omar Khayyam», de obras de Averroes, y otras joyas del patrimonio de la humanidad.
En Irak, donde tres mil doscientos años antes de Cristo se había inventado la escritura, se pulverizaron los libros. Paradojas de la vida, cuando cede su lugar al horror.
Œuvre de Zdravko Ducmelic 

Racimos de arco iris

No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones.
No sembréis soldados en nuestro jardín
(Muhsin Al-Ramli)

Después de siglos de monarquía, Irak se convirtió en república en 1958 y tuvo varios presidentes, el último de los cuales fue Saddam Hussein, un dictador brutal; derrocado, hecho prisionero y condenado a la horca en diciembre de 2006 por crímenes de guerra. Lo sucedió Jalal Talabani, quien es nada más que un nombre —sin poder— para la presidencia. El primer ministro es Nuri Al Maliki, quien está de acuerdo con que las fuerzas de los invasores continúen allí «para frenar la agresión extranjera y por razones de seguridad interna» [sic].

Pueblo el de Irak, conocido por la ley del talión, por las amputaciones de miembros a los desobedientes, por las lapidaciones a sus mujeres: por conductas que parecen extrañas a la naturaleza humana. Son sus leyes, y están contenidas en el Código de Hammurabi —del año 1686 AC—, que aplica el decir popular: «ojo por ojo, diente por diente».

El Código está contenido en una escultura tallada en un bloque de diorita [roca eruptiva granulosa] de unos 2,50 m de altura por 1,90 m de base, y había sido colocado originalmente en Sippar, el templo de dos ciudades de la antigua Baja Mesopotamia, separadas apenas por siete kilómetros. Después de muchos vaivenes, a raíz de las invasiones permanentes sufridas por los iraquíes, la talla se exhibe hoy en el Museo del Louvre de París.

Pueblo culto y sufrido, arrasado. Su agresor, los Estados Unidos de la América del Norte, ejerce sobre él brutalidades aún peores que las del Hammurabi milenario. Generosamente, le envía racimos. Bombas de racimo, contenedores que —a cierta altura del suelo— se abren y disparan centenares de bombas más pequeñas, de alto poder mortífero. En Irak, el 98% de sus víctimas son civiles. Y la mayoría, niños que las confunden con juguetes, por sus colores brillantes y llamativos. En busca del arco iris, encuentran su final.

¿Hasta cuándo el hombre será lobo del hombre? El misterio lo sabe. Por su parte, los ciudadanos norteamericanos parecen despertar, estaba dicho; en una reciente encuesta, el 80% de ellos dijo que su país está controlado por intereses de unos pocos, que se preocupan sólo por ellos mismos; dicho de otra manera, por los menos que luchan por los menos.

¿Encontrará Irak la paz a partir de enero de 2009, cuando George W. Bush deje el sillón presidencial? El candidato republicano John Sidney McCain III ha dicho que no retirará las tropas del país. Barack Obama, por los demócratas, criticó la masacre, pero tan sólo como un error estratégico. El ministro Nuri Al Maliki, de Irak pero no por Irak, todo lo permite en detrimento de la paz.

Kim Phuc, Vietnam; Zahra, Irak: y ahora, ¿qué?

La guerra sigue trabajando día y noche/inspirando en los tiranos largos discursos/dando temas a los poetas, /dibujando sonrisas en los rostros del líder. /La guerra trabaja incansable/pero para ella no hay una sola palabra / La vida tiene la palabra (Dunya Mikhail).

Cristina Castello, en  revista "Open" de México - Junio 2008.

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