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jueves, 2 de julio de 2020

«Jazmines y verdugos» por Cristina Castello (castellano-Français)

Un pelotón de verdugos persigue

A los jazmines que danzan con la brisa

Libaneses, palestinos. Humanos

Se les mueren los soles en los párpados

Tienen horizontes cortados con tijeras

Se alimentan de llantos succionados

Y en el alma acunan una paloma muerta

La savia los repele y la muerte los saquea

Tienen vedados todos los firmamentos

La plegaria a un dios ensordecido surca sus jirones

Y Tánatos vence en cada batalla a Eros

Las campanas no tañen ángelus de pétalos

Los campanarios despavoridos silban esqueletos

Como fuegos artificiales el Poder juega misiles

Que estallan los fragores de bombardeos y de huesos

Y ellos mueren abortando, tal flor antes de ser nacida

Pero qué, qué hago yo con mi sola voz que brama

Millones de estrellas suicidan mis mejillas

Mientras mi alma cruza las galaxias de cedros

Para que el universo abreve nidos en cálices

Por ramos de piececitos de bebés bien nutridos

Por un cielo que dirija la orquesta del coro de ángeles

Y una cama que por el mar navegue jazmines, a la paz.


Paris, 18 de julio de 2006 - © En mi poemario «Orage/Tempestad» - París 2009


«Jasmins et bourreaux»

Cristina Castello

Un peloton de bourreaux poursuit

Les jasmins qui dansent avec la brise

Libanais, Palestiniens, Humains.

Les soleils se meurent sur leurs paupières

Leurs horizons sont tranchés aux ciseaux

Ils se nourrissent de pleurs ravalés

Et dans leur âme ils bercent une colombe morte.

La sève les repousse et la mort les saccage

Tous les firmaments leur sont défendus

La prière vers un dieu devenu sourd sillonne leurs haillons

Et à chaque bataille Thanatos l’emporte sur Éros.

Les cloches ne sonnent plus des angélus de pétales

Les clochers épouvantés sifflotent des squelettes.

Tels des feux d’artifice le Pouvoir lance des missiles

Qui se brisent dans un fracas de bombes et d’ossements.

Et ils meurent en s’avortant, telle une fleur avant d’être née

Mais quoi, que fais-je avec ma seule voix qui brame.

Des millions d’étoiles suicident mes joues

Pendant que mon âme traverse les galaxies de cèdres

Pour que l’univers s’abreuve dans des nids-calices

Pour des bouquets de petits pieds de bébés bien nourris

Pour un ciel qui dirige l’orchestre d’un chœur d’anges

Et un lit qui fasse naviguer les jasmins sur les mers, vers la paix.

 

 

Paris, 18 juillet 2006
In «Orage/Tempestad» - Paris 2009

Obra: Miguel Ocampo


«Reír llorando» - Juan de Dios Peza



«Reír llorando»
Juan de Dios Peza

Viendo a Garrick actor de la Inglaterra
el pueblo al aplaudirlo le decía:
Eres el más gracioso de la tierra,
y el más feliz...
Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro le dijo, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión la de la muerte.

-Viajad y os distraeréis.
-¡Tanto he viajado!
-Las lecturas buscad.
-¡Tanto he leído!
-Que os ame una mujer.
-¡Si soy amado!
-Un título adquirid.
-¡Noble he nacido!
-¿Pobre seréis quizá?
-Tengo riquezas.
-¿De lisonjas gustáis?
-¡Tantas escucho!...
-¿Qué tenéis de familia?
-Mis tristezas...
-¿Vais a los cementerios?
-Mucho... mucho...

-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.

Me deja, agrega el médico, perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
"Sólo viendo a Garrick podréis curaros".

¿A Garrick?
Sí, a Garrick... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa.
Tiene una gracia artística asombrosa.
¿Y a mí me hará reír?
¡Ah! sí, os lo juro,
él sí; nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrick!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
Porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.

lunes, 30 de septiembre de 2019

La Patria- Julio Cortázar


Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

Pobres negros.

Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego,
dónde el que come los asados y te tira los huesos.
Malandras, cajetillas, señores y cafishos,
diputados, tilingas de apellido compuesto,
gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos,
centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes primeros,
coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos,
bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,
secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,
contraflor al resto. Y qué carajo,
si la casita era su sueño, si lo mataron en
pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.

Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.

Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,
te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña
envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,
mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate
con su verde consuelo, lotería del pobre,
y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos
para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.
Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,
pobres blancos que viven un carnaval de negros,
qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,
en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,
en los ranchos que paran la mugre de la pampa,
en las casas blanqueadas del silencio del norte,
en las chapas de zinc donde el frío se frota,
en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.
Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,
vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,
tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas,
tango, coraje, puños, viveza y elegancia.
Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado
en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.
Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo
saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,
no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.
La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,
ser argentino es estar triste,
ser argentino es estar lejos.
Y no decir: mañana,
porque ya basta con ser flojo ahora.
Tapándome la cara
(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)
me acuerdo de una estrella en pleno campo,
me acuerdo de un amanecer de puna,
de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,
de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos
quemando un horizonte de bañados.
Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
cubiertas de carteles peronistas, te quiero
sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
nada más que de lejos y amargado y de noche.

viernes, 12 de abril de 2019

«La reina de la belleza de Leenane», un nuevo proyecto. Por Oscar Barney Finn

El Maestro Oscar Barney Finn, con Marta Lubos, Cecilia Chiarandini,
Pablo Mariuzzi y Sebastián Dartayete.
Hace veinte años descubrí esta obra de Martin Mc Donagh y viaje a Galway, en donde se había estrenado (1º de febrero 1996), para verla en el Druid Theatre con puesta de Garry Hynes, la directora de este mítico teatro de Irlanda. El viaje tenía también que ver con búsquedas de identidades irlandesas y lugares desconocidos que me cargaron de expectativas y ansiedades, que encontraron su cauce con el correr de estos años.

Sin embargo no pude ver la obra en la sede del Druid, la trouppe había partido en gira, y tuve que esperar llegar a Broadway para poder disfrutarla, con los derechos obtenidos al pasar por Londres. En New York conseguí localidades para una matine en el Walter Kerr Theatre en donde me enfrenté al fin con "La Reina", con esos inolvidables personajes, y por si fuera poco a la salida conocí y hable con el mismo Martin McDonagh. Si bien este "enfant terrible " no era muy conocido en ese tiempo, en pocos meses obtendría tres importantes premios londinenses y los deseados Tonys de Broadway, que lo encaminarían en el 2005 hacia el cine y los Oscares con "Tres anuncios para un crimen".

El marco escénico de su historia me remitió a una típica cocina irlandesa, refugio familiar cómo podíamos encontrar en obras de John Synge o Sean O Casey, pero donde los personajes y los objetos adquirían un significado distinto. Era una imagen de los años 50 bajo la mirada y sensibilidad de un hombre de 25 años, teñido por una cultura Pop .Era un melodrama sobre la relación caótica y compulsiva entre una madre y su hija atrapadas en una Irlanda "rural, marginal y globalizada", en donde no dejaban de ser violentos, imprevisibles, y cómicas. Tenían un humor que la platea festejaba y me acercaba el recuerdo de personajes y situaciones de una obra de Beckett.

 Los personajes me impactaron: Mag era una campesina obligada a consumir productos y series de TV que le impone la globalización, Maureen es una mujer atrapada en tareas domésticas y la rutina de un lugar en donde no ocurre nada, Pato es un emigrante en Londres que añora Irlanda, y Ray otro desarraigado que prefiere vivir en Londres o cualquier lugar lejos de su tierra, reflejaban distintas miradas de esa Irlanda que sobrevive en las baladas tradicionales de Delia Murphy que suenan en la radio. Con ellos McDonagh va entrelazando lo dramático con lo cómico e irónico para acercarnos a un final ambiguo en donde uno elige. Regresé a Buenos Aires con todo ese bagaje de sensaciones contradictorias de lo visto y con muchas más certezas para ponerla en Buenos Aires. Aquí se sumaron para producirla Carlos Rotemberg y Federico González del Pino y Fernando Masllorens con su aportes a los derechos y traducción. Fue en el teatro Ateneo en 1999 con un importante elenco, con una sorprendente Aída Luz, una potente Leonor Manso, un recordado Pato de Alejandro Awada, un creativo Pablo Rago y un inolvidable equipo técnico: María Julia Bertotto, Félix Monti , Luis María Serra y Dora Milea.

 Por supuesto que uno se pregunta ¿por qué volver a este texto? Y las respuestas son varias pero una prevalece: porque los años favorecen a las obras y en sus lecturas se descubren aristas no visible en esas primeras incursiones. También la realidad actúa sobre ellas y la distancia y la perspectiva, las enriquece, aunque hay que sumarle decisiones personales que ayudan.

En este caso el deseo de volver a encarar algo con Marta Lubos luego de nuestro afortunado encuentro para montar "El diccionario ", una experiencia renovada cada temporada. Por todo esto pensé junto con Alberto Teper que sería ideal volver a este texto y con aquella traducción de Masllorens - González del Pino. También es para reflexionar sobre aquella realidad irlandesa de los 90 con cambios notorios en su desarrollo económico que en forma directa o indirecta beneficiaron al teatro y al cine, al mismo tiempo que daban una mayor conciencia de identidad nacional y cultural. Etapa que con el tiempo fue conocida como "Celtic Tiger", denominación que se dio también a esa generación de dramaturgos como sus representantes.

Casualmente el teatro que se genera en estos últimos veinte años huye de la imagen romántica y estereotipada del cliché y tratará de subvertirlo. “Las obras de este periodo se hacen eco de los rápidos cambios sociales que se están produciendo e intentan incorporar la nueva realidad del país: la migración, la post colonización, el desinterés por la religión católica, los prejuicios y los conflictos raciales. No existe ya un teatro irlandés, sino una serie de teatros irlandeses cuyas formas no dejan de evolucionar, dejando atrás la imagen de una Irlanda única, casi exclusivamente nacionalista y predominantemente católica". Por todo esto y algunas cosas más es que estamos trabajando hace tiempo en este proyecto al que se sumaron como actores: Marta Lubos, Cecilia Chiarandini, Pablo Mariuzzi y Sebastián Dartayete.


sábado, 2 de marzo de 2019

Vuelve «El Diccionario», de Oscar Barney Finn: la Pasión, contra tanta Nada – por Cristina Castello

El lenguaje crea mundos, ¿qué mundos crea el lenguaje?
María Moliner toda entera

Pues la belleza no es nada
sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces
de soportar
Rainer Maria Rilke

María Moliner (Marta Lubos) y su médico (Daniel Miglioranza), hoy
interpretado por Oablo Flores Maini



Potente, lacerante por momentos; tierna y fresca hasta lo irresistible.
Terrible belleza,  belleza terrible.
«El Diccionario», una puesta de Oscar Barney Finn, con la apariencia de contar la vida de María Moliner (1900-1981). Pero no. No es solo eso sino mucho más.  En su urdimbre está la historia de la protagonista,  sí, pero también el franquismo y el silencio a que nos condenan las dictaduras; están la enfermedad y la decadencia; la pertinacia de la creación,  pero -por encima de todo- el amor a la  libertad. Y para Moliner, libertad y palabra fueron una manera de vida y  una forma de crear mundos, con el lenguaje.

«Libertad», dice María, casi al final de la pieza teatral, «facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos». 

Marta Lubos compone con maestría el personaje de esta mujer, emblema de la cultura española del siglo pasado. De María, que cosía calcetines, que tenía un marido, Fernando (papel que tan bien juega el actor Roberto Mosca)– catedrático de Fisica-;  que  tenía hijos, a uno de los cuales le preguntaron cuántos hermanos tenía, y respondió: «Dos varones, una hembra y el diccionario».
De María, bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa española, cuyo diccionario irritó a los acartonados y machistas señorones de la Real Academia Española. De María, republicana, hasta el punto de tener que envilecerse, para conservar la vida  y poder seguir creando mundos con el lenguaje. Veamos…



(María quema libros y  Fernando, su esposo, la ve; aquí son jóvenes, pues la obra va y viene, armónicamente,  de un tiempo a otro de su vida)

FERNANDO: ¿Qué estás haciendo?
MARÍA Estoy quemando libros.
FERNANDO: (los retira del fuego) ¡Miguel Hernández, Machado, Lorca! ¿Qué ha
pasado, María?
MARÍA: Tíralos al fuego.
FERNANDO: No podemos quemar los libros.
MARÍA: (Los tira.) Claro que podemos.
FERNANDO: Somos gente de bien. Tranquilízate.
MARÍA: También vendrán a por ti.
FERNANDO: Ya han venido.
MARÍA: ¡Fernando!
FERNANDO: Sí, y me han quitado la cátedra. Envidiosos. Mediocres […] Y me han dicho que los fascistas se  llaman ahora «nacionales». Y Franco, el «Generalísimo». […] (mira hacia afuera)  ¡Mira, los fascistas entran en Valencia!
MARÍA: Fernando, llama a los niños, que salgan al balcón a recibir al Generalísimo.
FERNANDO: ¿Te has vuelto loca?
MARÍA: ¡Enrique, Carmen, Pedro, Fernando, venid!
FERNANDO: No saldré al balcón a dar la bienvenida a Franco.
MARÍA: Fernando, si no sales conmigo al balcón para que nos vean todos  los vecinos, no volveré a hablarte nunca.
FERNANDO: No te reconozco.
MARÍA: ¡Sal!
 (María levanta el brazo con el saludo falangista. Fernando, abatido,  levanta también el brazo.)

lv            Había que salvar la vida... 


«El Diccionario», es lo que hoy conocemos como  «Diccionario de uso del español»: dos tomos,  indispensables. 

Como nos muestra esta pieza teatral, María Moliner empezó a hacer fichas, a mano, con palabras en  1952 y jamás pudo parar. Siempre decía que le faltaban dos años para terminarlo; y si se publicó en 1967,  fue gracias a que la editorial Gredos -que la esperaba desde 1962- se lo exigió. Entregó los dos volúmenes, pero ella siguió: metros y metros de fichas, kilómetros de palabras, para una tarea que no hubiera tenido fin, si la enfermedad y la vida, no le hubieran dicho «basta». Bella locura de la creación.

La bella locura, antes de la otra locura, de la fatal, de la que borra recuerdos y vidas; locuras e intensidades que Oscar Barney Finn dibuja con lo más refinado de su refinada pluma de director de escena.  Bendita vida, antes de su final y con restos de lucidez, pudo enterarse de que el dictador había muerto. No hay estridencias para mostrar  que amanecía la libertad; el director nos lo muestra sobria e intensamente: más que las palabras, los ojos de la protagonista, que relampaguean; y el gesto delicado, tanto que casi hay que adivinar, del neurólogo, quien descuelga un pequeño retrato del Generalísimo.

La aterosclerosis cerebral, -hoy la diagnosticarían Mal de Alzheimer. La enfermedad. Así empieza la obra, con su consulta a un neurólogo (un espléndido Pablo Flores Maini), quien le resta importancia como paciente –es casi cruel con ella- y quiere derivarla a otro colega.  Al principio, solo al principio, hasta que la descubre.
La inteligencia, la vida, la historia, las ideas de María Moliner para la Biblioteca de la República. Y –sobre todo- el Diccionario, seducen al médico, quien la atiende hasta el final.
El final de su vida: burla de la vida o de la maldita muerte, su memoria –justamente su memoria- se desvanece día a día; y finalmente, solo alcanza a recordar el mundo que su lenguaje había creado: su palabra
No puede ni siquiera acceder a la Real Academia de la Lengua, porque los señorones cuyos lenguajes crean mundos muertos, no se lo permitieron: ella era mujer y eso era demasiado. Contenta porque, así, evitaba el discurso de admisión, que le daba pánico, solo dijo: « ¿Qué podía decir yo, si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines?».
La magistral dirección de Oscar Barney Finn, quien  acaba de cumplir cincuenta años de trayectoria artística, como director múltiple, hace de «El Diccionario» un espectáculo imprescindible. Los actores, figuras todas de prestigio, a la altura del director.
Por mi parte, creo que esta obra es necesaria y no sólo por esos méritos. También –y quizá sobre todo- porque es la historia de una pasión, que adquiere más valor en estos tiempos cuando la Nada amenaza con ahogar a la condición humana.

Cristina Castello
29/05/2016

FICHA TÉCNICA

Director: Oscar Barney Finn
Autor: Manuel Calzada Pérez
Actúan: Marta Lubos, Daniel Pablo Flores Maini y Roberto Mosca.
Iluminación: Leandra Rodríguez
Diseño gráfico: Leandro Correa
Producción ejecutiva: Verónica Dragui
Vestuario: Isabel Zuccheri
Diseño del espacio: Barney Finn
Asistencia de dirección: Florencia Laval
Dirección: Oscar Barney Finn
Fotografía: Sofía Gatti
Voz en off: Osmar Núñez
Diseño y realización escenográfica: Eduardo Spíndola

Funciones: viernes a las 20 hs. y domingos a las 18 hs.
Localidades: $280. / Jubilados y estudiantes universitarios (con acreditación) $ 230
El Tinglado Teatro – Mario Bravo 948 – 4863.1188




lunes, 29 de enero de 2018

DULCE PÁJARO DE JUVENTUD, palabras del Maestro Oscar Barney Finn, un día antes del estreno

«Mientras uno pueda comunicarse con alguna persona dispuesta a comprender,
aún le queda una posibilidad de ser rescatado» 

Tennessee Williams, en «Memorias»


Foto: Juan Ferraro en revista "Noticias"
Mañana estamos llegando puerto y esta noche no puedo evitar pensar y sacar algunas conclusiones acerca de este nuevo desafío con un texto de Tennessee Williams.
Siempre quise la mayor libertad para encararlo y en este caso nada me lo impidió. Partí con una interrogación dialéctica frente a los diversos temas que componen una lí nea argumental conflictiva. Nada me lo impedía y la investigación se abrió hacia el periodo de vida convulsionada que vivió Estados Unidos en los años 50,ese sur ancestral que marcó la vida y la obra de del autor pero sin dejar de lado la revisión necesaria frente a la dramaturgia.

Quizá lo que complicó un poco la primera impresión fue toparse con las adaptaciones distorsionadoras de Richard Brooks con sus happy ends y concesiones al «Código Hays»  y algunas miradas esquemáticas de mundos que se alejan de la cotidianeidad. Pero la constancia, la paciencia y la perseverancia disiparon dudas; y al final la concepción de la historia para su versión escénica quedo encaminada. Recién cuando se tuvo definido el Teatro su concepción espacial completó el diseño que nos fue guiando para darle el tiempo justo al relato.

El cine siempre es poderoso con sus imágenes y su aparato comercial impone iconos, más aún si son Hollywoodenses. Williams, desde el comienzo, también ayudó a sostenerlas dando parejas inolvidables que llevan su impronta cuando se nombran las emblemáticas: «Un Tranvía llamado deseo», «La gata sobre el tejado de zinc caliente»,  o «Dulce pájaro de juventud».

Todo ayudó para eclipsar a excelentes actores teatrales que las impusieron en Broadway cuando todavía no eran éxitos. Por eso, al encararla, mi objetivo fue buscar actores capaces de acercarse a esa actriz en su ocaso y a ese gigoló que comienza a perder el pelo, sin que tengan que parecerse a Newman o a Pague, alejados del convencionalismo de la decadencia pero si con la capacidad dramática para sostener la poética.
Sí es cierto, cuando alguien dice que nunca estoy contento, que sonrío poco, o que soy inflexible con lo que me propongo. Que quizás sea obsesivo, detallista y empecinado.
Es así y quisiera que cada uno de los que me rodean lo entendiera.

Creo que el estudio y la experiencia avalan mis decisiones y que a esta altura de la vida no tengo que explicar hacia dónde llevo el barco. Sin embargo no siempre lo que uno desea, funciona. Tengo dudas, temores y a veces me bloqueo. Puede suceder con una acción, un movimiento, un personaje, una frase o una palabra. Más, cuando uno encara un texto de Williams y quiere ser fiel a su poética, pero también desea encontrar un nuevo camino para esa historia que se escribió hace más de cincuenta años. 

Sin darme cuenta he pasado días de ensayo parado en el escenario pendiente de la acción, de un gesto, de un silencio que lleve a la emoción. A veces, el actor no le es fácil saberse en «el ojo del huracán»,  pero siempre están allí expuestos y uno sabiendo o intuyendo qué darán.

Es también allí donde uno intuye si eligió mal y como lo pasará en el resto de viaje. Tennessee es una «borrachera verbal» que nos da sustento pero que tuvimos que encaminar para lograr el vuelo dramático en una línea de acción que por momentos bordea el thriller.

Todo sucederá en el Hotel  donde se lanza la candidatura del Jefe Finley y en donde se alojan Alexandra del Lago y Chance Wayne. Allí está concentrado el relato. Fue una concepción, una opción, una forma posible de relato y  él l apostamos con todo un excelente equipo.

Gracias por haber aceptado esta convocatoria y brindarse en la medida de sus posibilidades a cada uno de los que componen el equipo:
Espero que esta noche disfruten lo que hemos plasmado, y que logren establecer el círculo mágico con el público.

Mi tarea ahora está en sus manos; no es fácil el desprendimiento pero es necesario.
Aunque siga estando cerca, ustedes son los constructores de cada noche .Como dice Giorgio Strehler «hacer teatro es hacer y deshacer cada noche una catedral, una manera de desafiar al cielo”.
Fuerte abrazo a cada uno:
Beatriz Spelzzini, Sergio Surraco, Carlos Kaspar, Malena Figo, Vico D’alessandro, Pablo Mariuzzi, Pablo Flores Maini, Maby Salerno, Gastón Ares, Sebastián Dartayete, Pablo Viotti, Mauro Pérez.
Cristina Piña, Gonzalo Demaria, Axel Kryeger,
Daniel Feijoo, MiniZucherri, Paula Molina, Claudio del Bianco Facundo David,
Ricardo Fasán, Elsa D’Agustini, Cecilia Much
Sol Vannelli, Verónica Dragui, Lucia Cicchitti , Celeste
Milli Morsella, Flor Laval.
Mi agradecimiento a Leonor Benedetto, Gonzalo Heredia y Marcial Berro por acompañarme; y a Daniel Miglioranza
Marion Waiss, Fundación Tennessee Williams
Fundación Banco Ciudad.
Monina Bonnelli, Teatro 25 de mayo y a todo su staff Técnico y administrativo

Escrito anoche (antes del estreno)
Oscar Barney Finn, en su Facebook        
29 de enero de 2018


Dedicatoria

Quiero dedicarles a estas dos queridas amigas y estupendas actrices que representaron generaciones y épocas distintas.

El estreno de «Dulce pájaro de Juventud»,  porque con ellas compartí proyectos, ilusiones y realidades que me permitieron dimensionarlas no solo como actrices sino también como seres sensibles, compañeras cálidas, y mujeres comprometidas con el Teatro. Siempre serán admiradas pero mucho más queridas. Un grato recuerdo que me acompañara.
El programa corresponde a un homenaje en vida que se le hiciera en el Cervantes y ellas me dedicaron.
                                Oscar
Foto Barney Finn: Juan Ferraro. Foto Tenneessee Williams: Gerard Malanga

«Dulce pájaro de juventud»
Dirigida por Oscar Barney Finn
Centro Cultural 25 de Mayo
Triunvirato 4444
Jueves a domingos, a las 20.30
Entrada, $300

ALGUNAS CRÍTICAS, APENAS TERMINADO EL ESTRENO: